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Chillida supervisa el trabajo en la forja de Legazpi en una imagen de los años 70. Frances Catala
La fábrica donde moldeó su sueño
Su frase: «En el fútbol aprendí cosas sobre el espacio y el tiempo»

La fábrica donde moldeó su sueño

Legazpi ·

En los hornos de Patricio Echeverría las obras de Chillida alcanzaron unas escalas que el escultor no conseguía con sus propias manos

Itziar Altuna

Domingo, 7 de enero 2024, 00:07

Cuando Eduardo Chillida entró por primera vez en la fábrica de Patricio Echeverría en Legazpi vio cómo una grúa levantaba 25 toneladas de hierro al ... rojo vivo y cómo los trabajadores retorcían hierros inmensos en un martillo gigante. Entonces se dio cuenta de que ahí podría cumplir su sueño: El Peine del Viento. El empresario legazpiarra había conocido al escultor de forma casual en Arantzazu, cuando este trabajaba en la colocación de las puertas del santuario. Con la ayuda de un mazo, Chillida las golpeaba una y otra vez, pero no conseguía que se cerraran. Patricio Echeverría lo vio, cogió el mazo, asestó un golpe a la puerta y esta reaccionó. La tensó, aunque no quedó perfecta, por eso le ofreció llevárselas a su fábrica para perfeccionarlas. Tal y como reconocía el artista, a partir de ese momento las máquinas de la gran forja de Echeverría se convirtieron en la prolongación de sus brazos, y los obreros en sus más estrechos colaboradores. Ninguno lo conocía entonces, y muchos, ya jubilados, lo recuerdan como «un hombre sencillo», que «nos volvía locos para hacer casi lo que no se podía hacer».

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