Del 'Estilo Mucha' al Art Nouveau
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Mezcló sin pudor elementos simbólicos, identidad eslava y adornos florales con un sello inconfundibleItxaso Elorduy
Sábado, 20 de enero 2024, 00:04
El estilo de Alphonse Mucha (1860-1939), gran maestro y precursor del Art Nouveau, se muestra en todo su esplendor en el Hôtel de Caumont, un palacete provenzal reconvertido en centro de arte, a través de unas 120 obras de la colección de la familia. ... La muestra supone un viaje a la Belle Époque, un tiempo marcado por la esperanza tras la desolación de la Gran Guerra. Las transformaciones culturales y económicas influían en todas las capas de la población, desde la aristocracia hasta el proletariado. Viena y París eran por entonces las capitales de la cultura y el arte y fue allí donde Mucha, un artista humilde y expatriado, mostró su diferencial artístico. «Nunca quise que mi arte fuera para los salones de la élite, sino para todo el mundo», decía.
Nacido en Ivančice (actual República Checa), Mucha creció en una provincia eslava del Imperio Austrohúngaro. Llegó a París en 1887, después de recibir formación en la Academia de Bellas Artes de Munich, y fue durante estos años de su juventud cuando desarrolló una comprometida conciencia política centrada en la afirmación de la identidad de los pueblos eslavos. De hecho, la exposición finaliza con una sala inmersiva dedicada a su obra maestra, 'La epopeya eslava'. Los visitantes se sumergen en el corazón de este simbólico fresco, que recorre la historia de los pueblos eslavos desde sus orígenes hasta la independencia de Checoslovaquia, en 1918.
La comisaria de la muestra, Tomoko Sato, destaca la «afinidad estética» entre el palacete rococó y el elegante estilo curvilíneo de Mucha. Se reveló como un sumo sacerdote que mezclaba sin pudor el misticismo, los elementos simbólicos, la identidad eslava y los adornos florales. La naturaleza era una pieza clave del nuevo movimiento artístico. De la fusión entre los detalles naturales y las características ornamentales de una variedad de culturas históricas, incluyendo la rococó, celta, eslava, islámica y japonesa, nació el 'Estilo Mucha' y más tarde el Art Nouveau.
En París, donde el misticismo finisecular fascinaba a los círculos artísticos, Mucha se convirtió en el gran cartelista que conocemos. Prolífico y visionario, revolucionó a sus contemporáneos con su percepción del arte, aplicando una estética personal y característica a campos tan diversos como la cartelería, la publicidad y la decoración de interiores. Su intervención en el teatro estuvo marcada por su proverbial encuentro con Sarah Bernhardt, la divina.
Actriz vocacional de madre cortesana, Sarah salió del entorno materno para dedicarse a la interpretación gracias al apoyo de su padre no reconocido, el duque de Morny, medio hermano de Napoleón III. Llegó a ser una de las principales actrices del momento, pero un descenso en el número de espectadores le impulsó a encargar un nuevo cartel. «Alphonse encontró una nota en la puerta de su casa en la que le solicitaban ir al camerino de Bernhardt, caminó de mala gana a través de la nieve hasta el Teatro del Renacimiento, donde se estaba representando 'Gismonda' y llamó suavemente a la puerta, que se abrió de golpe. Era la propia Sarah la que estaba frente a él, poco más tarde abrazó a Alphonse y exclamó: 'Monsieur Mucha, ¡me ha hecho inmortal!'. El cartel de 'Gismonda' provocó tal impacto que Sarah Bernhardt inmediatamente firmó con Mucha un contrato de seis años para diseñar sus carteles, escenografía, vestuario e incluso joyas, convirtiéndose en su directora artística. Alphonse disfrutó de un éxito muy superior al que se hubiera atrevido a soñar», revela Marcus Mucha, biznieto del artista y director de la fundación.
Esta alianza está en el origen del reconocimiento de su particular estilo, un fenómeno aclamado tanto por el 'tout Paris' como a nivel internacional. La impactante figura a tamaño natural de la divina Sarah, en formato alargado estilo kakemono, vistiendo una túnica dorada idéntica a la que lucía en el último acto de la obra, con la cabeza coronada con orquídeas de color malva y la rama de palma en la mano, revolucionó el estilo de carteles de la época. Mucha desarrolló una colección de litografías tan distintivas que su trabajo fue inmediatamente reconocible. Sus dibujos resaltaban la sensualidad de las figuras femeninas y los mechones de sus cabellos se enrollaban en arabescos, influyendo en coetáneos del checo, como Gustav Klimt.
El éxito de sus composiciones fue tal que el 'Estilo Mucha' se convirtió en sinónimo del Art Nouveau, movimiento que influía cada vez más en los escenarios artísticos de París y Bruselas. El símbolo de una época que rompió con el antiguo orden y allanó el camino para el modernismo en el siglo XX. El pintor no aceptaba, sin embargo, la denominación Art Nouveau, por considerar que no había «nada nuevo» en el arte.
Con el cambio de siglo y la oportunidad de formar parte de la quinta exposición universal, Mucha decidió mostrar en París obras como 'Le Cœur Tchèque Charité nationale', donde expresaba su dolor ante el sufrimiento serbio. Se transformó en un hombre comprometido que ansiaba crear obras nobles, poner el arte al servicio de su nación y de todos los pueblos eslavos mediante la hermandad universal. Expresó ese sentimiento en piezas como 'Chant de Bohème' y en la monumental 'La epopeya eslava'. Masón activo y fiel a sus principios, dedicó su vida a desarrollar un arte que aspiraba a ser liberador, dando a su obra un sabor checo, eslavo y humanista.
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