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Elías Amézaga, ante su casa en Getxo. TXETXU BERRUEZO
Elías Amézaga, el escritor de la torre
Lecturas

Elías Amézaga, el escritor de la torre

Aniversario ·

El próximo lunes se cumplirá el centenario del nacimiento del prolífico autor, que se dedicó a su vocación literaria las 24 horas del día

abraham de amézaga

Sábado, 7 de agosto 2021, 00:16

Una placa en pleno centro de Bilbao, en la plaza Pedro Eguillor, lo recuerda desde octubre de 2012, con este texto: 'Elías Amézaga (1921-2008), escritor, polígrafo y gran bilbaíno' -que también figura en lengua vasca-. La placa mira a la calle General Concha, en cuyo número 16 viniera al mundo el 9 de agosto de 1921. Fue el recordado alcalde Iñaki Azkuna (1943-2014) quien la destapó, el mismo que una década atrás le nombrara Ilustre de Bilbao (2001), en la primera edición de esta distinción, junto a Carmelo Bernaola y Ángel Ortiz Alfau.

Si bien el nombre de Elías Amézaga es prácticamente desconocido para las nuevas generaciones, aprovechando los cien años de su nacimiento y los casi tres lustros de su adiós, repasemos la vida y obra de quien publicara más de sesenta libros -la mayoría costeados de su propio bolsillo- de diferentes géneros: teatro, ensayo, novela, biografía…, sin olvidar la inconmensurable colección 'Autores vascos (1984-1996)', diccionario bio-bibliográfico compuesto de diez tomos y donde figuran más de doce mil hombres y mujeres, con sus detalladas fichas. Una obra esta última que le llevó más de veinticinco años de arduo trabajo, y que contribuiría a que le nombraran miembro de mérito de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País, así como años más tarde le concedieran el prestigioso premio Manuel de Lekuona.

Hijo único de padres mayores, de familia acomodada, estudió Derecho y fue agente de Aduanas, pero ni los pleitos ni los negocios serían su fuerte, sino todo lo contrario. A Elías Amézaga le apasionaba la literatura, mostrando ya a los 13 años su destreza por las letras, y en concreto el teatro, al escribir 'Secreto de confesión'. La vida y sobre todo su empeño, ayudado por una estabilidad económica, le llevarían a desarrollar su pasión, como un volcán que, en lugar de lava, produjo escritos. Y legión.

Desde los setenta se esforzó por dar a conocer a autores vascos desde un concepto amplio

Alma libre, que no le impidió formar parte de círculos, como la Academia Errante, junto a Luis Martín Santos, José Miguel de Barandiarán, Luis Peña Santiago, José María Busca Isusi y Jorge Oteiza, entre otros. Precisamente este último, tras el fracaso estrepitoso de una obra de Elías en Madrid, de título 'El inventor de la luna', le animó a que se alejara del mundo, al campo, a escribir. Siguiendo el consejo de su gran amigo, Amézaga encargó a los arquitectos Gallastegui y Madariaga una casa-torre, rematadamente moderna para su época, los 60, en lo más alto de una ladera de Santa María de Getxo, donde desarrollaría la mayor parte de su obra.

«Escritor las 24 horas del día», como lo definió Miguel Pelay Orozco, se centró desde finales de los setenta, a partir de su 'Los vascos que escribieron en castellano' (1977-1993), en estudiar y dar a conocer al variado espectro de autores desde un concepto amplio de vasco, sin exclusiones, sino todo lo contrario; abierto, plural, como la sociedad. De ahí que en sus trabajos incluyera no solo a los nacidos aquí, sino también a oriundos, y hasta a gentes que compusieron sus textos en el País Vasco aunque hubiesen venido al mundo lejos. «La obra de Amézaga parece escrita contra los que se empeñan en dividir a Euskadi en dos comunidades: la que habla o escribe en euskera y la que habla o escribe en castellano», apuntó lúcidamente Ramiro Pinilla.

Homenajes

Autor, además, de traducciones de Michel de Ghelderode y Arthur Adamov al español, de un millar de artículos en prensa, prólogos, epílogos, trabajos en colaboración, conferencias…, así como de interesantes biografías, como la de Enrique IV; los cuatro voluminosos tomos sobre el lehendakari José Antonio Aguirre, encargo del Gobierno vasco; así como otras en torno a José María de Salaverría, Sabino Arana, Miguel de Unamuno, Esteban Calle Iturrino… Biógrafo biografiado, a quien Mario Ángel Marrodán dedicara un libro, 'Elías Amézaga, escritor del pueblo vasco' (1990).

En ese recorrido, hubo una persona que permaneció junto a él en todo momento, Carmen Asensio (1921-2001), su esposa, su confidente, la madre de sus nueve hijos, estrecha colaboradora durante más de medio siglo, que se entregó a él y a su trabajo, compaginándolo con la educación de sus retoños.

Este año del centenario, Bilbao, la Villa que lo vio nacer, recordará a Elías Amézaga con un homenaje en septiembre, en el que grandes maestros del periodismo, como José Manuel Alonso; del teatro, como Pedro Barea; y de los estudios vascos, como Joseba Agirreazkuenaga, disertarán sobre él. En Getxo, donde pasó cuarenta años de su vida, falleciendo un domingo en su casa-torre, se espera también un sonado recuerdo, porque así lo aprobó por unanimidad la Corporación, en 2008. «Lo justo sería que le dedicaran una calle, y pelearemos por ello», señala su hijo Cristian, el sexto de los nueve, quien está de acuerdo, como el resto, en que el mejor de los homenajes es leer su obra y continuar difundiendo su legado. Hay voces que señalan que su casa-torre, aún en pie, se debería convertir en un centro de estudios o en un museo público.

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