Hace poco he tenido la suerte de pasar un par de días en Zagreb y conocer, entre otras cosas interesantes, un museo del que no había oído hablar, aunque parece que ya es muy conocido: el Museo de las Relaciones Rotas. El concepto es muy ... original: se trata de donaciones que hace cualquier persona que lo desee y que representan o simbolizan la ruptura de una relación afectiva. Hay desde muñequitos a entradas de teatro, desde una bicicleta hasta un vestido de novia. Porque lo importante, lo que de verdad vale la pena, son las historias que acompañan a los objetos. Historias normales de gente normal que, de repente, leídas en un museo, cobran una enorme trascendencia y nos hablan a todos porque el amor, el desamor y la ruptura son universales. Todos tenemos en nuestro pasado alguna relación que se rompió, o que nunca llegó a funcionar, a veces independientemente de nuestros deseos. Amigos que perdimos de vista, parejas de unos meses, futuros que no llegaron a ser, familiares con los que dejamos de hablarnos, amores que truncó la muerte, bebés que nunca alcanzaron la edad adulta... Relaciones rotas. De toda clase.

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Hay historias agridulces, otras, tristes, otras, realmente graciosas. Es una exploración en el laberinto de las relaciones que nos hace vernos reflejados y profundizar en nuestra propia historia, recordar incluso a algunas personas que habíamos olvidado, personas que fueron importantes en una época, que pasaron por nuestra vida y desaparecieron para siempre.

Si alguna vez van a Zagreb, cosa que les recomiendo con toda sinceridad, no dejen de visitar este museo. Estoy segura de que saldrán llenos de nuevos impulsos, y de narraciones, de recuerdos que ya habían olvidado y ahora vuelven a aflorar, estimulados en su empatía, confortados por la sensación de que todos somos iguales y todos tenemos una historia que contar.

Y, si quieren contribuir, escríbanles con su historia y envíen el objeto que mejor simboliza la relación rota que desean compartir con los visitantes. Tengo la impresión de que puede ser muy liberador. Además, son anónimas. Solo consta el año, el lugar y la breve narración de lo que se rompió; los sentimientos que, al fin y al cabo, son lo único que importa.

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