![Disparos que anunciaron la Gran Guerra](https://s1.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/202008/08/media/cortadas/historia2-08-k1GG-U1101010611216aiE-1248x770@El%20Correo.jpg)
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A todos los niños les encantaba colocar sus pies en las huellas del héroe. Entonces lo era, hoy mucho menos y mañana... quién sabe. No había chaval en Sarajevo que no haya posado cual pistolero en el lugar en el que se escribió la Historia el 28 de junio de 1914. Aquel día, un joven de 17 años llamado Gavrilo Princip asesinó al archiduque Francisco Fernando y su esposa, Sofía Chotek, y aceleró lo que era inevitable: el comienzo de la Primera Guerra Mundial. La contienda se llevó por delante a millones de vidas y los libros colocan la capital de Bosnia y Herzegovina en el epicentro del estallido, el lugar en el que empezó todo con un magnicidio del que acaban de cumplirse 106 años. Afirmar que el atentado fue la causa del consiguiente enfrentamiento bélico sería reduccionista y simplista, pero sirve como punto de partida para contextualizar un enfrentamiento que solo necesitaba una excusa para llevar la muerte al Viejo Continente.
Hablábamos antes de las huellas. Estaban impresas en una loseta justo en la esquina desde la que Princip disparó al heredero al trono del Imperio Austrohúngaro. El Reino de Yugoslavia decidió rendir el homenaje al hombre que se rebeló contra el invasor, con la marca de unos pequeños pies en la que colocaron los suyos generaciones de sarajevitas. Era un ritual que se repetía a diario. Coger el tranvía o las bicis -los que vivían un poco más lejos-, darse una vuelta por el centro, comerse unas 'kifle' (panecillos alargados), ponerse en la piel del pistolero, apuntar hacia un coche que pasaba por allí y apretar el gatillo. Los conductores sonreían. Nada que ellos no hubieran hecho antes.
Con la Segunda Guerra Mundial, los nazis arrancaron la loseta. El régimen comunista de la última Yugoslavia repuso las huellas y añadió una placa: «Desde este lugar, el 28 de junio de 1914 Gavrilo Princip escenificó con sus disparos la protesta popular contra la tiranía y el deseo histórico de nuestros pueblos de vivir en libertad». Así permaneció durante casi medio siglo, hasta 1992, momento en el que estalló el conflicto que acabó por desintegrar aquella construcción yugoslava. Las huellas fueron quitadas, el puente que llevaba su nombre fue cambiado por el de 'Puente latino' y ahora hay una inscripción: «Desde este lugar, el 28 de junio de 1914 Gavrilo Princip atentó contra el heredero al trono del Imperio Austrohúngaro Francisco Fernando y su esposa Sofía». Debajo, lo mismo en inglés.
Princip, miembro de la organización 'Mlada Bosna' que luchaba contra la ocupación y abogaba por la creación del Estado yugoslavo, fue apresado en el lugar de los hechos. Murió en la cárcel checa de Terezin en 1918. Tenía 23 años. Fue un héroe durante décadas, pero con el desmembramiento de Yugoslavia su figura es cada vez más discutida y hasta se le tilda de terrorista. En junio de 2019, el Ayuntamiento anunció que repondría las huellas. Todavía no lo ha hecho. Hace tiempo que los conductores no sonríen cuando pasan por allí.
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