
Didier Eribon, lo personal y lo político
'Regreso a Reims'. ·
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'Regreso a Reims'. ·
El filósofo y escritor muestra el peso de las barreras sociales en Francia al narrar la vida de sus padresQué bien suena eso de libertad, igualdad y fraternidad. Esa gran declaración de intenciones -política, cultural, económica, social- que es el lema de Francia. Pues ... viene el filósofo y escritor Didier Eribon y, en unos libros en los que está narrando las vidas de su padre y de su madre para contar la suya propia, desmonta el mito por completo. No es que sea el primer autor que lo hace, el primero que señala las contradicciones de un sistema en el que puede que ya no existan desde hace mucho los privilegios de la nobleza pero en el que funcionan otras 'aristocracias' que van legándose de generación en generación el privilegio; tampoco será el último. Lo que ocurre es que Eribon lo cuenta desde la perspectiva del ciudadano francés de 'pura cepa', no del descendiente de inmigrantes. Y lo hace poco a poco, a cuentagotas, como si estuviera hablando de otra historia para al final ¡zas! llegar a una conclusión que es denuncia al mismo tiempo que teoría sociológica y filosófica.
Toda la narración de 'Regreso a Reims' y 'Vida, vejez y muerte de una mujer de pueblo' -reeditadas ahora por Libros de Zorzal- es una exposición de los males de la clase baja, muy obrera, muy castigada en muchos momentos históricos por muchas lacras, desde la guerra a la violencia de género y las adicciones. Pero es al final del libro sobre su padre y su relación con él, 'Regreso a Reims' donde queda claro que incluso un hijo de obreros, por mucho que siempre haya querido escapar de ese contexto y haya trabajado por ello, lo tiene dificilísimo para alcanzar un estatus muy superior. Esas puertas están cerradas. El hijo del obrero de la periferia puede ir a «la facu», como se llama en estas páginas, pero no pensará que puede que haya horizontes mejores, metas más altas, otros estratos socioeconómicos; porque no sabrá, nadie en el sistema educativo se lo habrá dicho, que existen los grandes centros de estudios en los que se preparan los cachorros de las clases más altas.
El de Eribon era un sueño grande pero pequeño, al alcance de la clase obrera en una época y lugar determinados. Ya era mucho, por comparación con la gente de su entorno y con los antecedentes familiares. «Convertirme en un estudiante de Filosofía me ponía contento. No sabía nada de las clases preparatorias para las Grandes Ècoles, de los hypokhâgnes y los khâgnes, ni de las escuelas Normales Superiores a cuyos concursos de entrada permiten acceder».
Cuando está en el instituto y cree que puede decidir lo que va a hacer con su vida -no va a trabajar en la fábrica como toda su familia, él va a formarse intelectualmente- ya es tarde. Cree tener ante sí la posibilidad de un futuro sin límites, pero la verdad es otra. Hay otros canales cuyo acceso «estaba reservado, y sigue estándolo, quizá cada vez más, para los alumnos que no provienen de las clases populares».
El caso es que Eribon (Reims, 1953) consiguió estudiar Filosofía en París, dar clases en Francia y en el extranjero, aparecer en los medios y codearse con algunos grandes. Eso fue posible, en parte, a haber coincidido con y publicado libros sobre Georges Dumézil y Claude Lévi-Strauss, para después escribir la biografía de Michel Foucault. Todo lo esto lo hizo muy lejos de sus orígenes, a los que no quiso volver a mirar durante gran parte de su vida. Instalado en París, liberado de la violencia familiar, de tener que esconder su homosexualidad, el título de 'Regreso a Reims' hace referencia a que solo a partir de la muerte de su padre echa la vista atrás. Y para entonces habían pasado tres décadas.
Y al revisar su historia familiar y personal, lo que va contando es cómo la clase más baja está atrapada en un sistema que permite levantar un poco la cabeza, pero sin pasarse. El 'del pueblo' que forma parte del título del segundo de estos libros sobre su genealogía familiar y de clase lo deja claro: no es que la madre sea de pueblo, sino del pueblo, de la clase popular, habrá para quien sea del populacho.
El caso es que la frase esa tan famosa -casi tanto como el lema de la República Francesa- de que lo personal es político alcanza en estos libros su mayor expresión. Analizando a su familia, a sí mismo, el recorrido por el que han llegado hasta el presente y a llevar vidas tan distintas, Eribon va sacando a la palestra todas las teorías. Hay referencias innumerables a filósofos y sociólogos, a economía y a movimientos sociales y cambios históricos. Uno es uno y su circunstancia... o a lo mejor uno es, sobre todo, su circunstancia.
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