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Lille y su metrópoli celebran con exposiciones y numerosos actos su Capitalidad Mundial del Diseñoabraham de amézaga
Viernes, 9 de octubre 2020, 23:27
En 2004, la ciudad francesa de Lille fue la Capital Europea de la Cultura. Dieciséis años después, con solo un 10% del presupuesto de entonces y un confinamiento de varios meses por culpa de un virus que aún acecha, es Capital Mundial del Diseño. « ... Hemos tenido que condensar en pocos meses, de septiembre a mediados de noviembre, un programa que, además, ha habido que ajustar a la realidad actual», explica Caroline Naphegyi, directora de la programación, ante una de las obras inspiradas precisamente en el confinamiento.
El lanzamiento estaba previsto para el 30 de abril pero se vieron obligados a posponerlo alrededor de cinco meses, restando esto brillo y sobre todo tiempo para desplazarse a Lille para descubrir las diferentes exposiciones y propuestas. Una ciudad y su metrópoli cuyo número de habitantes vendría a ser prácticamente el de Bilbao y Bizkaia. Es la primera vez que Francia y una de sus colectividades han logrado el prestigioso título que otorga cada dos años la World Design Organization (WDO).
«Nuestro objetivo, aparte de dar a conocer esta ciudad y su entorno, es atraer a diseñadores y empresas para que desarrollen su trabajo aquí; así como a visitantes», comenta Denis Tersen, director general de Lille Métropole 2020. No olvidemos que Lille está estratégicamente situada, a poco más de una hora en tren de París, Bruselas y Londres; a menos de la costa (Dunquerque), y que es la cuarta aglomeración más grande de Francia, con localidades como Tourcoing, Villeneuve d'Ascq o Roubaix, «la ciudad de las mil chimeneas», como se la conocía a esta última en su época boyante, y hoy paradojas de la vida una de las que posee la mayor tasa de paro; donde naciera, como curiosidad, Bernard Arnault, primera fortuna del vecino país.
Es ahora, por medio del diseño y de la capitalidad, cuando se han puesto todas las fuerzas en lo que sus organizadores definen como «un laboratorio», con 1.500 diseñadores involucrados, y que reúne tanto a actores públicos como privados. Salvo los iniciados, que conocen el trabajo de Jean Prouvé (1901-1984) o Charlotte Perriand (1903-1999), así como de Philippe Starck (1949), la mayoría no pone nombre, y mucho menos cara, a los hombres y mujeres que se dedican hoy allí al oficio del diseño. Y es que Francia, a diferencia de Italia o los países escandinavos, es tierra de diseñadores, pero no de diseño a los ojos del mundo. Y cuando hablamos de diseño, no nos referimos a la moda, donde es prestigiosa e imitada cuna. Nos referimos al industrial, que también desarrolla y de modo notable: desde las bicicletas a las paradas de autobús, el exprimidor, la olla a presión u otro tipo de utensilios del día a día. Es por lo que una muestra como 'Designer(s) du design' (Diseñador(es) del diseño) se hacía de lo más oportuna.
Junto a ella, se proponen también 'Sens-fiction' (Sentido de la ficción), que analiza el concepto de lo que conoceremos como ciencia ficción, comenzando con su inventor, el visionario luxemburgués Hugo Gernsback (1884-1967) y sus revistas 'Amazing Stories' y 'Gonder Stories'; hasta, ya en otro lugar de la ciudad, como la antigua estación Saint-Sauveur, el despliegue de objetos contemporáneos realizados con materiales como paja, algas, tierra, algodón…, dentro de la exposición 'La Manufacture' (La fábrica). Por último, en la cuarta muestra de la ciudad, que lleva el nombre de 'Les Usages du monde' (Los usos del mundo), asistimos a un despliegue de fotografías de gran tamaño y maquetas de una selección de cuarenta construcciones finalizadas o a punto de ser terminadas, así como de proyectos en absoluto utópicos alrededor del planeta. «Aquí, queremos presentar cómo se puede vivir de manera simple, y teniendo en cuenta contextos sociológicos, ambientales, culturales o políticos», revela el arquitecto Mathieu Berteloot, uno de sus comisarios. Todas las muestras son un modo de abordar el diseño de manera conceptual.
Además, junto a las exposiciones, otro punto fuerte son las cinco maisons (casas) POC (Prueba de concepto) o 'diseño en acción', como las definen, que proponen más de medio millar de ideas, fruto de diseñadores, asociaciones, universidades y otros colectivos, en torno a la economía circular, la ciudad colaborativa o la acción pública, entre los temas. Se trata de «la mayor llamada a la experimentación jamás lanzada», y donde se abordan, como era de esperar, asuntos en absoluto ajenos, sobre todo en los últimos meses, como el teletrabajo (todo el programa en www.designiscapital.com).
Valencia tomará el testigo de Lille y su metrópoli, en 2022. Será la primera ciudad española en recibir dicho título y a la vez responsabilidad, y la octava desde que en 2008 se lo otorgaran a Turín. El diseño, ese «arte aplicado», como lo definió Jacques Viénot, gran referente del movimiento de la estética industrial, está cada vez más al servicio de las ciudades y sus habitantes, apostando por ampliar los espacios verdes y con la idea de que la calidad de vida predomine. El futuro se diseña por tanto cada día.
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