Condición errante y conciencia política
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El exilio familiar en América determinó la vida y la obra de Basterretxea, asesor de Bellas Artes en el primer Gobierno vascoAl poner título a sus memorias, Néstor Basterretxea eligió el de 'Crónica errante' (Alberdania, 2006), resumiendo en un adjetivo el trayecto vital que determinó su andadura. Errante fue con su familia al vivir el exilio durante diecisiete años, de Bermeo a Casablanca y París (1942), ... de aquí a Buenos Aires y de vuelta a Irún (1952). Errante fue también su obra porque, aunque el artista intentó que Gipuzkoa acogiera su colección, esta fue destinada a Bilbao y Bermeo, con lo que la obra volvía al origen.
Ese carácter ambulante determinó su vida y arte. Estando en el exilio conoció a Oteiza en Argentina. No fue casual. Cuando Oteiza decide instalarse en Gipuzkoa, al regreso de América, elige Irún, tras breve paso por Bilbao. Y en Irún comienza una relación estrecha entre ambos artistas, al decidir la construcción de una casa para las dos familias en Avenida de Francia. Por entonces, Basterretxea era pintor, aunque siempre tuvo mentalidad de escultor y arquitecto. Cuando Itziar Carreño, mujer de Oteiza, vio la famosa fotografía del grupo Gaur, que tiene como escenario la referida casa, exclamó: «Los escultores no llevan corbata». Basterretxea entonces era pintor, pero, como advierte Blas de Otero al contemplar un cuadro del bermeano en 1958, «allí ya estaba la escultura». Su mentalidad de arquitecto le llevó a diseñar la casa-taller de Irún.
La inspiración y formación cultural le viene de familia. Su padre, Francisco Basterrechea, fue diputado a Cortes en la II República, en representación del PNV. Pero como ciudadano tuvo una actuación pública decisiva, en la mejora de las condiciones portuarias y marítimas de Bermeo. Su madre, Fernanda, pertenecía a familia Arzadun, en la que destacó Juan de Arzadun, escritor, poeta, historiador y general de artillería, tío abuelo de Néstor. Arzadun, junto con Ramón de la Sota, tenía el título de sir de su majestad británica.
Néstor dice en sus memorias, un dechado de humor, que su vida también estuvo determinada por dos dictaduras, la primera de Primo de Rivera porque prohibió que le pusieran un nombre vasco, eligiendo el santo del día por obligación: Néstor. Eso le vino bien, porque en Argentina se llamaban Néstor hasta los caballos. Aquella dictadura y la franquista conformaron su conciencia política, siempre crítica. En el primer Gobierno vasco, del lehendakari Garaikoetxea, fue nombrado asesor de Bellas Artes, cargo que abandonó al ver que la mentalidad artística chocaba con la política. Con la escisión del PNV, optó por militar en Eusko Alkartasuna ante la confianza que le inspiraba Imanol Murua, diputado general de Gipuzkoa. En 1983, el Parlamento vasco encargó a Basterretxea la escultura que preside el Salón de Sesiones de la Cámara.
Como hijo de los vencidos en la Guerra Civil, Basterretxea se mostró emocionado cuando en 2006 se instaló su escultura en homenaje a las víctimas del franquismo en el parque de Doña Casilda de Bilbao. Sobre todo, al ver su obra al lado del poema 'Nos llamarán a todos' de Otero. El poeta bilbaíno conoció a Basterretxea en los años sesenta en Arantzazu, a cuya hospedería acudía con Sabina de la Cruz para descansar y estar con Oteiza. Otero, que sentía «orgullo de la obra de este compatriota vasco», expresó entonces su disgusto por el modo en que se trató en Arantzazu a Basterretxea, a quien consideraba uno de los artistas más originales de aquel florecimiento del arte.
Basterretxea expresó en diversos momentos de su vida pública su rechazo a la violencia. El 27 de mayo de 1980 firmó, junto con otros 33 intelectuales, un manifiesto contra el terrorismo. En alguna entrevista Basterretxea expresó su disgusto porque de manera insistente se dijera que los intelectuales no habían expresado su oposición a ETA.
No otra cosa significa su escultura 'La paloma de la paz' (1988), que ahora está en la playa de Zurriola en San Sebastián. Dicha escultura, también errante, estuvo en un primer momento en el solar de lo que fue el viejo Kursaal. Con el comienzo de las obras del nuevo edificio de Moneo, se trasladó a la Plaza de Amara, enfrente del estadio de Anoeta (1993). En torno a la misma, algunos grupos, como Gesto por la Paz, se convocaron cada vez que había un atentado, reconociendo la significación y valor simbólico que el propio escultor quiso que tuviera la estatua, una figuración abstracta de un ave cuyo mensaje se entiende en todas las culturas. Para Basterretxea, que su escultura sirviera como lugar de encuentro era un modo de valorar su conciencia política. Solía decir que él se manifestaba por la paz todos los días en su obra. 'La paloma de la paz', encargo del Ayuntamiento donostiarra, construida en metal y fibra de poliéster blanco, proclama ahora su mensaje en la explanada de Sagüés, donde se ubica desde 2015, mirando al mar de Bermeo.
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