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Euskadi crece en hábitos de lectura y el cantante de REM llamó a boicotear las plataformas de Meta. Acaso estamos tan adictos que no podemos desconectarnos por una semana, clamó Michael Stipe. Parece un autorreproche, y la respuesta es obvia. Por eso suenan tan bien ... las cifras de lectura en el País Vasco: leer es un antídoto contra el gregarismo tóxico de las redes. El mundo actual se mueve al compás del pulso entre los que leen y los que no. Ese pulso es constante. No hay un minuto en la tele que no sea una apuesta social (y electoral) por unos u otros. Se ve algo de esa divergencia en trifulcas políticas muy de moda: los poderes ejecutivo y legislativo admiten fichajes con pocas lecturas -y bien que se nota- pero el poder judicial exige formación previa. Algunos jueces quizá parecen rancios por eso, por perplejidad. Trump, lector (¿aprovechado?) de Maquiavelo, es un actor central en la pelea entre el rigor y la extravagancia. Trump vio la conveniencia de legitimar la ordinariez y convertirla en canon. Es muy sexy denunciar a las élites, Trump tuvo esa astucia.
Estudiar es un esfuerzo, desde luego, y a veces da pereza. Robert Graves se alistó en cuanto estalló la guerra del 14 porque le daba miedo ir a Oxford. Sobrevivió a la contienda, no sin dificultades; tuvo que desmentir el obituario de 'The Times' que le había dado por muerto en combate. Noticia exagerada, la llamó. Hoy ya no hay exageraciones; las redes las normalizaron. Otro superviviente de aquella guerra, y obsesionado con reeditarla, fue un tal Hitler, que hace ahora justo cien años acababa de salir de la cárcel -cumplió poca sentencia- y andaba muy ocupado en relanzar su movimiento. Veinte años más tarde -o sea, hace ochenta- Alemania estaba en ruinas. La conmemoración del día D hace unos meses tenía por objetivo recordar los esfuerzos de una generación y, de forma más o menos sutil, poner de manifiesto que la democracia no es una escultura irrompible. 'It's the End of the World as We Know It' es una famosa canción de REM precisamente. ¿Falsa alarma? La frase ha sido pronunciada por muchos en muchas ocasiones; el mundo tal como lo conocemos cambia sin parar. De momento, habrá que leer lo de la etiqueta ambiental que exige Francia para cruzar la muga. Feliz febrero.
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