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Buscándole las vueltas a todo esto
Invitación a la rebeldía ·
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Invitación a la rebeldía ·
Miguel Brieva reitera con agudeza su crítica de los absurdos de la actualidadJuan Manuel Díaz de Guereñu
Sábado, 9 de marzo 2024, 00:06
Miguel Brieva (Sevilla, 1974) lleva veinte años largos desarrollando una obra decididamente personal en formas y contenidos. Su reciente 'Se busca un futuro posible en el que desear vivir' (Astiberri) ofrece una nueva muestra.
Como tantos autores descontentos con las recetas del cómic comercial, Brieva dio sus primeros pasos recurriendo a la autoedición. En 2002 comenzó a publicar la revista 'Dinero', en la que fue único autor y que recopiló en un volumen en 2008. Estableció entonces una pauta creativa que ha mantenido en esencia hasta la actualidad y que conforma su obra. Publica en revistas y periódicos colaboraciones breves que luego reúne en títulos recopilatorios como 'Se busca', que ahora le editan algunos de los sellos más reputados del cómic español.
También estableció desde aquellos sus comienzos un lenguaje propio muy reconocible, que ha venido desplegando en variaciones al parecer inagotables. Lo suyo fue de inicio una parodia de la felicidad publicitaria en ilustraciones a página entera. La subvierten detalles incongruentes del dibujo mismo o unos textos incisivos, que dinamitan el uso dominante del lenguaje. Gracias a tales desajustes, funcionan como espejo deformante de la realidad.
Los dibujos de Brieva a menudo tienen como referencia mayor los que servían contenidos publicitarios en prensa en la primera mitad del siglo veinte. Escenas de familia, vestimentas ya desusadas, poses forzadas, sonrisas unánimes constituyen una realidad tan alejada de la actual que solo se puede leer como parodia de los mensajes desenfadados de aquella publicidad de antaño.
Pocos contenidos testimonian el paso del tiempo como aquellos que pretendieron definir lo que había de ser el hoy o incluso el mañana del consumidor satisfecho. No hay testigo más elocuente de «aquellos tiempos» que la publicidad trasnochada de entonces. La utilización misma del dibujo para una escena seudo-publicitaria es signo añadido de esa inadecuación al presente.
Brieva ha ampliado con el tiempo su galería de imágenes parodiables, que incluye fotos de familia y periodísticas, así como otras imágenes convencionales suministradas por el cine y la televisión. El dibujante descubre en tales materiales su dimensión de tópico trillado, útil para la guasa crítica. Al verterlos en sus parodias, el autor los completa con un sombreado añoso, que hace eco al de ilustradores pasados, y un coloreado de tonos vivos, que a veces evoca el de los cromos infantiles. Son parte de la minuciosa elaboración de la parodia.
Los textos que acompañan a dichas imágenes paródicas, sean rótulos y explicaciones en cajas de texto o diálogos atribuidos a los personajes, remachan el contenido crítico. Mediante un uso del lenguaje emparentado con la tergiversación -el 'détournement'- que teorizaron los situacionistas, Brieva pone en solfa creencias y credulidades vigentes. Es el suyo un discurso demoledor, que echa mano con aviesa intención de los tópicos del conformismo, usa la paradoja, el juego de palabras y la invención de vocablos para revelar secretos y evidencias.
El autor nunca ha negado el contenido crítico que elaboran sus obras. No es fruto de un propósito adoctrinador: «me sale solo», dice. Y también afirma que a menudo le resulta «cansino» tanto denunciar y desbaratar lo establecido, tanto buscarle las vueltas al mundo en que vivimos, por lo que trata de agregar también páginas «más poéticas o meramente surrealistas». En todo caso, no es la lógica del relato la que administra sus cómics, no elabora sucesos encadenados y desenlace, sino la de la argumentación, que yuxtapone razonamientos y confronta discursos, aunque sea en tono de guasa.
'Se busca un futuro posible en el que desear vivir' es una muestra acabada del mejor Miguel Brieva, que combina parodias y discusiones en una serie ordenada de piezas independientes, pero que riman entre sí. Salvo contadas excepciones, como 'La visión', una historieta de seis páginas compuestas de viñetas, narrada por su protagonista.
Brieva ha distribuido el conjunto de piezas en capítulos con cierta cohesión temática. Una página que, como la ilustración de cubierta, imita los carteles de 'Wanted' del cine del Oeste, enuncia el asunto y encabeza el capítulo. Siguen páginas de formatos definidos, con una o dos ilustraciones separadas, y cierra otra de composición peculiar (ilustración a sangre, con título y texto en tipografía discreta), que concluye el capítulo a modo de contraportada.
Los 'se busca' son proposiciones para un futuro mejor. Piden, por ejemplo, «poder amar y cuidar un territorio, su cultura y su pueblo, sin el temor constante a quienes odian e imponen en su nombre»; o «una vía alternativa e intermedia entre la inteligencia artificial y la estupidez natural». Brieva compone así una obra en la que la sátira paródica se codea con la apología de la esperanza.
Miguel Brieva actualiza imágenes y reinventa el lenguaje para proseguir su empecinado y jocoso sabotaje de la realidad, para buscarle de una vez las vueltas a tanta sinrazón.
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