Una buena película

Vicente Aranda llevó 'Tiempo de silencio' al cine en 1986 y, a mi entender, le salió muy bien. De lo mejor de su cine junto con otro título, que abordó tres años después y que también basó en una obra literaria: 'Si te dicen que caí', a tenor de la novela homónima de Juan Marsé. Lo que el olvido no me deja considerar es si 'Tiempo de silencio' película es una adaptación fiel al texto de Luis Martín-Santos, puesto que leí el libro hace más de cuarenta años. Sí creo, o más bien intuyo, que recogió el personal espíritu de la novela con sus pinceladas literarias y de culturalismo esnob de la mano del personaje de niño bien, crápula y nihilista que encarna Juan Echanove.

Para escribir esta columna he vuelto a ver la película y sigue funcionando: los años no la han envejecido. El guion que firman Antonio Rabinad y el propio Aranda estructura varios planos de narración que se corresponden con los distintos ambientes de aquel tiempo miserable de silencio y miedo de la posguerra española, con el hilo conductor de Pedro, Imanol Arias, un investigador del cáncer inguinal mediante cobayas cuya adquisición por vías heterodoxas lo llevará a la desgracia que incluirá a Victoria Abril, su incipiente novia.

Como suele ser frecuente en Aranda, el aspecto más sórdido de la historia es por donde mejor se mueve. En el subdesarrollo atroz del barrio de chabolas y cuevas es donde surge la tragedia por un aborto con desangrado para intentar el ocultamiento del incesto con su hija de 'El Muecas', temible canalla que interpreta con magistral personalidad Paco Rabal. Está muy bien cuando Arias va por primera vez a la chabola a por sus ratones y 'El Muecas' le presenta a su mujer diciendo: «Señor doctor, esta es mi señora, pero no sabe tratar».

También es destacable la presencia de los policías con su poder represor y arbitrario como directa expresión del país convertido en un cuartel vigilado. Da un toque cómico siniestro el malcarado Félix Rotaeta, que tiene que tomar bismuto porque padece una ruidosa dispepsia.