Lecturas

El autor más musicado

Viernes, 11 de septiembre 2020, 21:51

Benedetti es el poeta más musicado pese a que su escritura en verso libre, frecuente sobre todo en los poemas de amor, presente unas irregularidades rítmicas que no ofrecería la versificación clásica, en la que la medida exacta en el número de las sílabas y ... la calculada administración de los acentos hacen que cada estrofa encaje como un guante en una melodía. Esa dificultad, que exige del cantautor un mayor esfuerzo creativo, no ha impedido que la nómina de adaptaciones melódicas sea inmensa. Sin ir más lejos, Joan Manuel Serrat le dedicó un LP en 1985, 'El sur también existe', en el que cantaba composiciones tan conocidas como 'Hagamos un trato', 'Defensa de la alegría' o el que daba título al álbum. Alberto Favero puso música al famoso 'Te quiero', Inés Saavedra a 'Táctica y Estrategia' y Silvio Rodríguez a 'Estados de ánimo' o a 'Sólo te pido', un poema que tampoco se privaron de interpretar cantantes tan dispares y variopintos como Nacha Guevara, Xiomara Laugart, Alejo Estivel o Pablo Milanés, que le puso las notas más conocidas. Tan conocidas que existe una polémica en las redes sociales sobre si ese poema es, en efecto, de Benedetti o del propio Milanés, lo cual no resulta nada extraño porque el escritor uruguayo fue el primero en facilitar los malentendidos por su afable tuteo con los cantautores y por esos recitales a dúo en los que los versos del poeta se confunden con los del guitarrista y viceversa. Pasa con los conciertos que dio Benedetti al alimón con Pablo Milanés y con otros como Daniel Viglietti, quien también musicó textos suyos como 'Quiero creer que estoy volviendo'.

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No. No es raro que los versos de Benedetti se olviden de Benedetti. Es la vieja ley de la popularidad que siempre ha diluido los copyrights y camina hacia el anonimato. No es raro que los suyos sean los versos que más copian los jóvenes en Internet para dedicárselos a sus parejas, a veces apropiándose de su autoría. Y así nos encontramos con universitarias que muestran los poemas que les ha dedicado un novio o un compañero de clase y que nos hacen preguntarnos si Mario Benedetti es un veinteañero con cuenta en Facebook. Pues quizá sí. Quizá esos plagios, que a él le harían sonreír sin duda, lo vuelven y nos lo devuelven eternamente joven.

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