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Alicia Giménez Bartlett
Sábado, 1 de abril 2023, 00:04
Siri Hustvedt, escritora casada con el también escritor Paul Auster, ha publicado en una red social un texto muy comentado. No anuncia que su marido padece cáncer porque eso ya lo hizo él en una entrevista. Lo que dice se refiere a la quimioterapia a ... la que está sometido y la reacción que el tratamiento produce en ella como esposa y compañera. Afirma haber entrado en 'cancerlandia' y reflexiona sobre su papel: hay que estar lo suficientemente cerca del enfermo como para compartir su desazón y lo suficientemente lejos como para ser útil en los aspectos prácticos. Reconoce que es una senda muy difícil de transitar y acaba declarando que, al fin y al cabo, «eso es el amor».
A muchos de mis amigos les ha parecido una pieza hermosa, opinión que no puedo compartir. En primer lugar, la utilización del neologismo 'cancerlandia' se me antoja de un mal gusto espantoso, rayano en la falta de respeto hacia los que padecen esa enfermedad. Tampoco me satisface nada el corolario «eso es el amor». Sinceramente creo que es una cursilada que me remite a melodramas y culebrones en plan 'Love story' con su inefable «Amar es no tener que decir nunca lo siento» y otras zarandajas por el estilo.
Se me reprochará que soy injusta y puñetera porque, en esencia, lo que dice Hustvedt está bien, y quien lo haga llevará mucha razón. Sería una reflexión perfecta si la hubiera desarrollado una abogada, funcionaria, guardesa forestal o cualquier otra profesión que no fuera la de escritora. Un escritor, un artista, puede utilizar los hechos de su intimidad y la de sus seres queridos, es decir su propia vida, con toda libertad, pero desde mi punto de vista debe hacerlo siempre pasando esas vivencias por el tamiz de su arte, ya sea este la literatura, la música, la pintura etc. El tema privado sería siempre un material que necesita ser elaborado, analizado, estructurado y formado según los mimbres creativos. Entonces se convierte en una 'obra' y posee la entidad suficiente como para conmover, hacer pensar o incluso ayudar humanamente a sus receptores.
Soy una antigua, ya lo ven, el tema de twiter no me va. Por supuesto, cada cual, escritor o mecánico, tiene el derecho de publicar lo que le pase por las narices en las redes. Sin embargo, me da la impresión de que un textito corto sobre temas muy íntimos y graves procurando que quede 'bonito' revela cierta pobreza intelectual, una tendencia preocupante hacia lo 'light'.
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