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joseba martín
Viernes, 29 de mayo 2020, 20:07
La Covid-19 ha obligado a aplazar el XX Bicycle Film Festival (BFF) de Nueva York que se iba a celebrar entre el 16 y el 21 de junio. Este festival de cine, casi único en su género, promueve un concepto de sostenibilidad en sintonía ... con la creciente presencia de la bicicleta en el medio urbano, sin descuidar iniciativas afines. Se puede decir que el BFF nació, literalmente, por accidente: un coche abrió súbitamente su puerta en una calle de Brooklyn, un ciclista urbano, Brendt Barbur, perdió el equilibrio y un autobús impactó con su cuerpo; resultado: seis meses de rehabilitación. El magullado ciclista decidió convertir la experiencia en algo positivo, y así nació este festival de cine en torno a la bicicleta, repartido entre Nueva York y más de 90 ciudades del planeta.
Con más de 16.000 fallecidos, Nueva York ha tenido que cambiar sus hábitos. Y también las previsiones de Brendt Barbur para su festival: «Esperamos con ansia el día en que llegue una nueva normalidad y lo podamos celebrar con nuestros amigos de todo el mundo en Nueva York. Mientras tanto, el BFF planea ofrecer una gran variedad de contenidos en línea, debemos adaptarnos a las nuevas plataformas». Otra mala noticia para Brendt fue la muerte el pasado 21 de abril de Florian Schneider, uno de los fundadores de Kraftwerk a causa de un agresivo cáncer: «El primer disco que compré fue el maxi de 'Tour de France' de Kraftwerk en Tower Records. La música de este grupo tuvo una gran influencia en mi conexión de la bicicleta con la cultura», afirma Barbur. «Cuando me mudé de la casa de mi madre, le regalé el disco a mi hermana Stefny, muy metida en la música y posteriormente productora musical y DJ; le gustó muchísimo. 35 años después todavía lo conserva», añade antes de finalizar: «Q.E.P.D. Florian Schneider. Tu música durará para siempre».
Barbur, natural de San Francisco, llevaba tres años en la metrópoli cuando sufrió el atropello. «Sentí que mucha gente no entendía el hecho de montar en bici en lugares como Nueva York o Toronto. Si te movías en bici el pensamiento general era que probablemente eras demasiado pobre para tener coche, o que te habían retirado el carnet por conducir borracho, o que estabas un poco loco». Recuerda cómo a raíz de su accidente muchos pensaron que había sido culpa suya por andar con la bici por las calles neoyorquinas; había que cambiar esa mentalidad: «Al contrario de lo que la gente pensaba, estamos haciendo algo positivo para el medio ambiente y para nuestras comunidades. Las personas que andan en bici están bien educadas, tienen altos ingresos y contribuyen a sus comunidades de manera positiva». Así que pensó que, a través del BFF, podría hacer con el ciclismo urbano lo que ya ocurría con el surf: rodearlo de bellas imágenes, de música sugerente, de encanto, de valor añadido, de historias sorprendentes y conmovedoras, de arte. Y las películas no han dejado de llegar: más de 50 cada año de una treintena de países, de las que han sido testigos más de un millón de espectadores.
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