En las antípodas del autor de una sola obra
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Textos inéditos ·
La reciente publicación de sus obras completas confirma que fue un escritor prolífico y de muchos registrosEduardo Laporte
Sábado, 9 de noviembre 2024, 00:03
Sobre Luis Martín-Santos hay lugares comunes, algunos mitos y muchos datos desconocidos u olvidados. Como que nació en Larache (Marruecos) dentro del Protectorado Español y no en San Sebastián, adonde se trasladó de niño. O que bailaba el vals con gran destreza y en ... cualquier contexto. O que la segunda hija que tuvo con Rocío Laffon, Leticia, murió con tres meses. O que comenzó 'Tiempo de silencio' el día en que lo liberaron de la cárcel de Carabanchel, en 1962, y su redacción le ocupó apenas seis meses.
Este último dato lo aportó su hija, Rocío Martín-Santos Laffon, en un acto sobre los textos inéditos de su padre celebrado en la Biblioteca Nacional de Madrid. Tras consultar documentos sobre la censura y el propio manuscrito de 'Tiempo de silencio', se fijó en las fechas de inicio y fin de la que está considerada su gran obra y una de las más lúcidas sobre la España del franquismo. «Una vez que está en libertad, el mismo día, empieza a escribirlo. De un tirón».
Pero antes había producido mucho y diverso. «Me quedé alucinado con su variedad de registros», comentó Luis, el hijo del escritor, ese mismo día. Tras leer a conciencia todo tipo de obras suyas para preparar el centenario, se sorprendió de esa condición camaleónica que le recordaba de pronto a un Marcel Proust pero también a un Tim Burton de atmósferas góticas y terroríficas. Tanto es así que tenía que frotarse los ojos: «¿De dónde ha salido esto? ¿Es suyo?».
Y claro que es suyo, como puede dar fe Domingo Ródenas de Moya, catedrático de Literatura Española en la Universitat Pompeu Fabra que ha coordinado la edición de la obra completa de Martín-Santos en Galaxia Gutenberg. A su juicio, donde más se aprecia esa elasticidad en el estilo es en sus textos cortos. Desde «un primer cuento que parece escrito en 1840, con un muerto que se levanta, hasta uno de sus últimos cuentos, 'Tauromaquia', que me parece espléndido», señaló Ródenas en el acto sobre la obra inédita. «En cualquier caso, tanto el Martín-Santos del 51 como el del 62 es muy consciente de lo que se propone: experimentar con el lenguaje».
Martín-Santos hijo cita una novela anterior a 'El saco' y 'El vientre hinchado', ambas recogidas en el tercer tomo de las obras completas que se acaba de publicar, con el título de 'Novelas inéditas' (presentadas el pasado jueves en Madrid). En ese relato anterior, que escribe con veinte años, hay un comienzo «que no te deja igual» una vez lo has leído. Se refiere a una capacidad literaria radical pensada para «llevar al lector al límite con situaciones de gran provocación». Un autor que, aún despertando a la literatura, ya muestra una entrega casi absoluta a las letras (que combinaba con su formación en Medicina), tratando de romper los límites de un contexto histórico cuya opresión ya se nota. Hablamos de mediados de los años cuarenta, tiempo en que empieza su relación con Juan Benet.
Se puede considerar un acontecimiento literario la llegada a las librerías de 'El vientre hinchado' y 'El Saco', ambas escritas en los primeros años cincuenta, cuando el autor no llega aún a los treinta años. En 1970 se publicó 'Apólogos', un volumen con textos sin publicar que incluía un prólogo a la gran novela inacabada de Martín-Santos ('Tiempo de destrucción', que se publicó en 1975), pero ni rastro de estas dos novelas que ahora ven la luz. Recordemos que, hasta la fecha, es recordado por esas dos novelas, las únicas obras que figuran en Wikipedia en la exigua pestaña dedicada a su producción literaria.
Este rescate hace justicia a una entrega literaria precoz y fecunda. Y en ambas novelas el lector encontrará un registro literario que elude el realismo (o bajorrealismo) posterior. Son textos más abstractos, con escenarios y fechas difusas, que se mueven entre la fábula y la ficción alegórica y que hacen pensar en el ambiente «crapuloso», como definía Vargas Llosa la prosa de Juan Carlos Onetti (que ya había publicado varias obras para entonces, como 'El pozo' o 'La vida breve'). Hacen pensar también en Kafka, sobre todo 'El Saco', con su ambiente carcelario, pero también la deshumanización que muestran los tres personajes que sobreviven en condiciones penosas en 'El vientre hinchado'.
Un festival literario sobre una figura que, en su centenario, llega multiplicada. Porque a los relatos que escribió «en comunidad» con Juan Benet se unen ahora dichas novelas inéditas, los relatos breves, sus ensayos en torno al «psicoanálisis existencial» y el teatro. En mayo se estrena en el Español 'Viaje hasta el límite', un drama familiar completamente distinto a la dramaturgia que se veía en los años 50.
Fue una amistad «nacida y desarrollada en una concordancia de gustos, más locuaz e ingenua que cualquier otra», recuerda el Juan Benet que escribe 'Luis Martín-Santos, un memento' en 1986, y que se incluye en el volumen de 'El amanecer podrido', que Galaxia Gutenberg publicó en 2020. Un valioso anticipo de los inéditos que ven la luz ahora y que supone un raro caso de sinergias literarias. Un modo de crear a lo Lennon y McCartney en el que algunos relatos tienen clara autoría (los 41 de Martín-Santos y los diez de Benet), pero los otros 16 comparten un «origen inseguro».
Es una buena muestra de la amistad creativa que vivieron dos de los escritores más importantes de mediados del siglo XX español, a cuya historia podemos acceder en el texto de Benet, pero también en la reciente biografía de J. Benito Fernández, 'El plural es una lata' (Renacimiento). Dedicada al autor de 'Volverás a Región', permite seguir los pasos de esa amistad erudita, apegada a las tertulias (son clientes precursores del Café Gijón que inmortalizará Umbral), pero también dados a la farra y las gamberradas más o menos cultas. Como la de mofarse de Ortega y Gasset en cuanto tienen ocasión o la de enviar un artículo al 'ABC' haciéndose pasar por Azorín. «Pero ellos desconocían que José Martínez Ruiz enviaba su artículo en días fijos. En el periódico lo recibieron antes de lo esperado e inmediatamente telefonearon al autor por si deseaba que fuera adelantada la publicación. Hasta ahí llegó la chanza».
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