Borrar
Aniversarios
Lecturas

Aniversarios

La Mirada ·

Sábado, 29 de octubre 2022, 00:00

Hay aniversario famoso en Bilbao. Si lo que dijo Frank Lloyd Wright del Guggenheim neoyorquino fuera cierto, y el museo sobreviviría a una bomba atómica y, tras quedar suspendido en el aire, rebotaría, la conclusión es obvia. Suponiendo que su hermano bilbaíno sea igual de recio, y dado que el Kremlin nos ha sacado tarjeta amarilla a casi todos, el museo que ahora celebra sus veinticinco tacos podría cumplir la función última de la cultura: no es que el arte sirva de refugio estético contra la barbarie, es que habría que meterse en el Guggenheim para esquivar el gran zambombazo. Sería la cumbre del arte como salvación. Donald Trump dio mucho que hablar cuando quiso comprar Groenlandia -qué excentricidad tan sugerente- pero Vladimir Putin prefiere adquirir tierras de otra manera. Y mientras nos acostumbramos a lo amenazante, el Guggenheim cumple un cuarto de siglo. Hay otros aniversarios cercanos; el PSOE se viste de socialdemócrata para reverdecer su vieja victoria del 82. Será un carnaval ameno antes de una dura cuaresma electoral. Y es que no siempre vamos a mejor. Vale, Frank Lloyd Wright dijo lo que dijo pocos meses después de Hiroshima. Pero ahora se imponen los modos berlusconianos con su preferencia del efectismo sobre la sustancia. ¿Qué buen amigo tiene Putin en Italia? Pues eso.

La portada de un periódico es una extraña obra de arte contemporáneo; un collage efímero que combina imágenes de tanques en un bosque con avisos futbolísticos. Y musicales: pasó por Bilbao The Dream Syndicate, que también celebran el 40 aniversario de su primer disco y, de paso, ostentan uno de los nombres más hermosos del rock. 'The Days of Wine and Roses' se llamaba aquel disco: en Moncloa se lo van a pedir prestado. Lázaro de Tormes, que vivió cuando los días de vino y rosas estaban por inventar, vio pasar un cortejo fúnebre en una calle toledana. Te llevan a la casa donde nunca comen ni beben, le decía llorosa la viuda a su difunto. Lázaro, que de comer y beber andaba fatal, dio por hecho que esa casa era la suya y se angustió. La picaresca echó raíces en toda España, como es bien sabido, y Lázaro no tuvo el ministerio que merecía (de menos los hizo Dios). Hoy saldría en 'prime time', tatuado y con pendiente. Y escribiría distinto, claro. Feliz otoño.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elcorreo Aniversarios