A la izquierda, arriba: Isokon Flats. Edificio en Londres, obra de Wells Coates. Abajo: Tel Aviv. Dependencias del museo de la ciudad. En el centro: Edificio Seagram. Diseñado por Mies Van der Rohe, en Nueva York. A la derecha, arriba: Hotel Cinema. Levantado en Tel Aviv en el estilo de la escuela. Abajo: Farnsworth House. Otro edificio de Mies Van der Rohe en EE UU.
100 años

Más allá de las aulas

El eco de la escuela tuvo gran recepción en Israel y EE UU

El desenlace de la Bauhaus se halla íntimamente relacionado con la difícil situación política de su tiempo. La Escuela sufrió conflictos internos derivados del enfrentamiento de la dirección con los estudiantes más radicales y la Gestapo sometió a la escuela a intensas presiones que desembocaron ... en su desaparición. La investigadora Magdalena Droste expone ese proceso en la monografía que la editorial Taschen acaba de publicar y relata que la Policía nazi llegó a exigir la expulsión de Vasili Kandinsky y Ludwig Hilberseimer como profesores y reclamó la revisión del cuerpo docente para comprobar la existencia de judíos en sus filas. Esta amenaza y la ruptura de contratos con las empresas que sostenían económicamente el proyecto dieron lugar a la propuesta de disolución que, en 1933, Ludwig Mies van der Rohe, su último director, hizo llegar a los maestros y que fue aceptada unánimemente.

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Curiosamente, esa condición de judía, socialista e internacionalista, motivo de su desaparición en la Alemania nazi, también fue la clave de la exitosa proyección en Oriente Próximo. La Ciudad Blanca de Tel Aviv es el mayor exponente de esa irradiación. El Estado hebreo se nutrió de su programa dotándose de una identidad cosmopolita. El desarrollo urbano de la localidad costera, fundada tan solo veinte años antes, la despojó de su primitivo carácter oriental y respondió eficazmente a las demandas de habitación de grandes contingentes de población.

Arieh Sharon fue el principal artífice de la versión israelí de la Bauhaus. Este joven arquitecto de origen polaco cumplió el principio programático de Van der Rohe, el afán de abarcar desde la interdisciplinariedad, la sobria formalización y el carácter funcional, cualquier proyecto, independientemente de su ambición. «Nuestra meta es formar arquitectos de tal forma que dominen todo el campo abordado por la arquitectura, desde la construcción de pequeñas viviendas hasta la edificación de ciudades, no sólo el edificio en sí, sino también toda su instalación hasta los textiles», reclamaba.

El denominado 'arquitecto de la Nación' fue el más reconocido del grupo de estudiantes que buscó refugio en Palestina a principio de los años treinta, cuando Hitler se convirtió en una gran amenaza. Sharon, miembro de un movimiento sionista laico y socialista, llegó al territorio en los años veinte y regresó a Alemania para formarse. El definitivo establecimiento en Israel propició un estrecho vínculo con el régimen y su nombramiento como jefe del Departamento de Planificación. Como él, también llegaron de Berlín Shmmel Mestechkin, Munio Gitai, Edgar Hed, Chanan Frankel, Shlomo Bernstein y Philippe Hütt, nombres esenciales de la arquitectura israelí en aquellos tiempos precarios.

Los más de cuatro mil edificios que se erigieron sobre la trama del urbanista Patrick Geddes ejemplifican la adaptabilidad de los principios constructivos de la escuela alemana a entornos muy diferentes al original. El rigor del clima cálido propició el uso del color blanco y, frente a los grandes paneles de vidrio, se optó por la instalación de pequeñas ventanas para protegerse de la intensa insolación, y la introducción de estrechos balcones y azoteas permitía aprovechar el efecto refrescante de la brisa marina. Además, las estructuras se levantaban sobre pilares para facilitar el paso del viento, la creación de zonas infantiles de juego y el acceso a parcelas de cultivo.

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La retícula urbana

La retícula urbana, declarada Patrimonio Mundial de la Unesco en 2003, es una interpretación ambiciosa y vasta de las reglas de la Bauhaus. Su permanencia otorga un sentido singular a ese deseo de combinar arquitectura y planificación para generar fórmulas accesibles con gran implicación social. La influencia de los graduados en Berlín también llegó a residencias y equipamientos en otros puntos del país, como el barrio de Rehavia en Jerusalén.

El exilio fue la vía para la expansión de los postulados de la Escuela. La diseminación de sus profesores y alumnos propagó la influencia estética, convertida en uno los nutrientes esenciales del Movimiento Moderno. En Londres destacan los apartamentos Isokon, destinados a una comunidad con servicios comunes, y en los que vivieron Marcel Breuer y Agatha Christie, aunque fue Estados Unidos el privilegiado receptor de sus autores y teorías. El diseño industrial norteamericano es deudor de la New Bauhaus, fundada por Laszlo Moholy-Nagy en 1937, reconvertida posteriormente en la Escuela de Diseño y, actualmente, en el Instituto Tecnológico de Illinois. El enfoque plural, propio del proyecto de Walter Gropius, se actualizó a través de la ampliación de las técnicas de estudio, con especial hincapié en la fotografía.

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La guerra condujo a Norteamérica a buena parte del profesorado. Josef Albers y su esposa Annie Albers, diseñadora textil, también buscaron refugio al otro lado del Atlántico. El investigador de la forma y el color e impulsor del op-art fue docente del Black Mountain College, también conocido como la Bauhaus estadounidense. Tras su labor en este colegio, definido por la experimentación en el mundo del arte, accedió a la dirección del Departamento de Diseño de la Universidad de Yale. Su influencia se propagó en alumnos de la talla de Robert Rauschenberg, Cy Twombly o Richard Serra.

Los recién llegados se integraron en el ámbito universitario y, paralelamente, llevaron a cabo encargos profesionales, principalmente en el campo de la arquitectura y la decoración de interiores. El resultado son algunos edificios singulares, piezas esenciales del denominado Estilo Internacional y que caracterizan hoy el 'skyline' de las grandes ciudades norteamericanas. Walter Gropius impartió clases en la Universidad de Harvard y dirigió un grupo de jóvenes arquitectos conocidos como TAC. Entre sus creaciones, destaca el edificio PanAm de Nueva York, una contundente muestra de la nueva estética.

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El ascendiente de Ludwig Mies Van der Rohe fue amplio en el nuevo continente. Además de proseguir su actividad educativa, proporcionó algunas de las mejores muestras del Movimiento Moderno. La Casa Fansworth, vivienda unifamiliar resuelta en varios espacios horizontales abiertos al exterior, y el rascacielos de cristal Lake Shore Drive, son dos ejemplos diversos de su hacer minimalista, siempre vinculado a la estricta funcionalidad.

El edificio Seagram de Nueva York resulta su obra más emblemática. Este austero prisma rectangular se ha convertido en todo un emblema de la construcción vertical, magnífica en su ambición, pero exenta de detalles decorativos. La inclusión de un espacio público supone también una alusión a esa trascendencia social que inspiró a la Bauhaus desde su creación.

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La Villa Tunghendat

Pero, tal vez, la importancia y perdurabilidad de la doctrina impartida en Dessau y Berlín no se aprecien en las metrópolis norteamericanas, sino a este lado del Atlántico, en un proyecto mucho más modesto, aunque hoy se haya convertido en toda una referencia. La Villa Tunghendat fue construida entre 1929 y 1930 en Brno, actual República Checa, cuando aún la Bauhaus mantenía sus puertas abiertas y fue una obra conjunta de Van der Rohe y la interiorista Lilly Reich, otra de las figuras de la institución.

Este icono de la arquitectura funcional es una muestra de arte y, asimismo, un escenario privilegiado de la Historia de Centroeuropa. Expoliada a sus propietarios, una acomodada familia judía, fue oficina de la empresa Messerschmitt, constructora de aviones de combate, posteriormente resultó ocupada por los soviéticos y se convirtió en una escuela estatal en la nueva república comunista. En 1992, sus salones sirvieron para la firma del acuerdo que dividía Checoslovaquia en dos países y, actualmente, la venezolana Daniela Hammer Tugendhat, historiadora del arte y descendiente de sus primitivos propietarios, se ha empeñado en su reconstrucción con materiales y muebles de aquella época, cuando sus creadores le proporcionaron su singular identidad.

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La Bauhaus de hoy en día

El desbaratamiento de la Bauhaus dispersó su talento por el mundo, circunstancia que supuso la propagación forzosa de sus programas. La modernidad llegó a América gracias al exilio de los grandes arquitectos y profesores de la Escuela y de figuras como Le Corbusier o Richard Neutra. Su germen quedó en las grandes instituciones como la Universidad de Harvard y el Instituto Tecnológico de Illinois, y fructificó en la industria de bienes de consumo y la cultura popular surgidos tras la Segunda Guerra Mundial.

Curiosamente, aquel movimiento de raíces socialistas sigue nutriendo las demandas de una sociedad de consumo masivo. Su lema, que vincula sobriedad, utilidad y estandarización, se ha convertido en el lema preponderante de la creación actual. Dieter Rams, uno de los popes del diseño actual, lo ha reformulado. «Las formas complicadas e innecesarias no son más que majaderías de los diseñadores, que sirven más para la expresión propia que para revelar las funciones del producto».

Pero el proyecto de Walter Gropius no es un fenómeno inscrito en la historia. La República Democrática Alemana reabrió la Escuela de Dessau y, hoy, la Universidad Bauhaus de Weimar se declara heredera directa de aquellos pioneros del arte integral. Esta entidad, la más cosmopolita de las universidades germánicas, aborda disciplinas del siglo XX y los nuevos medios, sigue fiel a la investigación como motor de cambio y ha incorporado valores acordes a la contemporaneidad. Sin duda, los pioneros de la función social del arte también habrían asumido conceptos como sostenibilidad, eficiencia energética o movilidad, términos habituales en la enseñanza dentro de esta nueva institución.

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