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Santiago García y Javier Olivares.
Acerca del héroe en cólera
Lecturas

Acerca del héroe en cólera

Comic ·

La obra de García y Olivares se propone guardar distancias con la violencia en que se fundamenta nuestra cultura y reflexionar sobre ella

juan manuel díaz de guereñu

Viernes, 8 de mayo 2020, 16:59

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Santiago García (Madrid, 1968), guionista, y Javier Olivares (Madrid, 1964), dibujante, firmaron juntos 'Las Meninas', una reflexión en viñetas sobre la obra de Velázquez que les valió el Premio Nacional de Cómic de 2015. Su nueva obra conjunta, 'La cólera' (Astiberri), no le va a la zaga en ambición y explora los recursos propios de la historieta y, con ellos, uno de los mitos fundacionales de la cultura europea.

La cólera del título es la cólera de Aquiles que canta la 'Ilíada'. El cómic de García y Olivares narra de nuevo la historia que ya contó el poema homérico. Aquiles, al que Agamenón, cabeza de la coalición griega, le ha robado su esclava Briseida, decide abandonar la guerra contra los troyanos, poniendo al ejército heleno en grave riesgo de derrota. Su amado Patroclo, desobedeciéndole, acude al combate disfrazado con su armadura y muere a manos de Héctor, el héroe troyano. Encolerizado, Aquiles regresa al campo de batalla, mata a Héctor y cae herido de muerte en su único punto vulnerable, el talón, lo que acarreará su fin antes de que caiga Troya.

García y Olivares han concebido 'La cólera' como un complejo artefacto formal que hurga en los entresijos de este viejo relato, que lo relee y lo reescribe desde sensibilidades de hoy y con las herramientas del oficio, para descubrir en él matices inesperados. La obra exhibe ante todo un marcado carácter visual que da preeminencia narrativa a los dibujos de Olivares, confiándoles tanto el relato ya conocido como la definición de esa nueva perspectiva.

Algunos pasajes decisivos del libro cuentan sin palabras, solo con la secuencia de los dibujos, que se despliegan a página entera o incluso a doble página. Así, las treinta y tantas páginas iniciales, que muestran al protagonista, Aquiles, encabezando a los suyos en la batalla y luego compartiendo lecho con Briseida y Patroclo. Las imágenes están fuertemente estilizadas y evocan las silueteadas en frescos y cerámicas helénicas. Olivares usa texturas arenosas y emplea el color y las formas para identificar a los contendientes -rojo frente a azul, escudos redondos frente a cuadrados- y para definir ambientes y escenas, en las que pululan ocasionalmente figuras atemporales, casi abstractas.

Los autores pretenden suscitar una lectura más atenta a lo menos evidente

Cuando la narración acude a una distribución más convencional en viñetas dialogadas, elige por lo general estructuras de página regulares y planos reiterados, que fijan la lectura a lo largo de la secuencia, evitando distracciones. Olivares aúna de este modo la contención de un modo clásico de narrar con los atrevimientos de un experimento complejo.

Una de las peculiaridades de 'La cólera' es que está configurado como un mosaico de relatos dentro del relato y de formas narrativas que distinguen secuencias y contribuyen al complejo tapiz significativo ideado por los autores. Cuando algún personaje cuenta, Olivares conforma su relato mediante un dibujo, un color y un rotulado específicos. Y de vez en cuando, las características del dibujo señalizan un cambio de tono, como cuando los héroes griegos, los Ajax, Ulises y demás, regresan en procesión del campo de batalla y discuten cómicamente quién ha matado a quién; o como cuando gentes que conocen a Aquiles intentan definirlo, como respondiendo a una encuesta.

Uno de los relatos insertos se aleja de la historia conocida para narrar la peripecia de una descendiente de Aquiles que, en un futuro distópico que suena cercano al presente, padece abusos y violencia. Su historia, treinta páginas de línea clara y segunda tinta azul, se lee boca abajo, de modo que el lector se ve forzado a voltear el libro y a proseguir la lectura de derecha a izquierda. Los autores explican que querían «recordar la presencia física del libro» y que este, como objeto, impusiera sus propias reglas de uso.

García y Olivares se arriesgan así a enajenar al lector, al imponerle una consciencia de los artificios narrativos que lo distancia de lo relatado, de cualquier identificación primaria con los personajes y sus circunstancias. Los autores prefieren -reclaman- un acercamiento más analítico, más reflexivo, no se conforman con seducir mediante dibujos, pretenden suscitar, en fin, una lectura más atenta a lo menos evidente.

Un Aquiles complejo

Sin embargo, justifica estas arbitrariedades el grado en que contribuyen a un retrato del protagonista más complejo y denso. Aquiles no es solamente el guerrero cuya ferocidad puede cambiar el curso de la contienda, que mata, según dice, porque el cuerpo se lo pide, sino también el hombre harto de batallar y que reprocha a Ulises que lo convenciera para marchar a la guerra; y sobre todo también el individuo sensual que se disfrazaba de niña y que hubiera sido feliz como tal. El relato futurista de su descendiente femenina, Pirra, muestra qué o quién podría ser el héroe si reconociera los abusos y fuera por ello capaz de empatizar con las víctimas.

Ese Aquiles, al que su madre Tetis muestra los efectos de su legado de violencia, elige la vida por encima de la fama, elige desertar y renunciar al estatuto de héroe. Pero el destino trágico interviene sin misericordia, su amado Patroclo muere en el frente y Aquiles, dominado por la cólera, acude a su encuentro con la muerte.

La cólera de Aquiles representa el legado de violencia y de falsedades en que se fundamenta nuestra cultura, tan civilizada. El héroe atribuye al poeta que los cantó la culpa de haber glorificado sus hechos de sangre y embellecido la realidad sucia y atroz de la guerra. García y Olivares parecen asumir la responsabilidad de los artistas: el fascinante despliegue de ilustraciones estilizadas, como las que abren esta obra, disimula la complicidad servil con los brutos disfrazados de héroes, la aceptación de la violencia que ha definido y sigue definiendo la historia de la civilizada Europa.

En 'La cólera', García y Olivares asumen el riesgo de cuestionar mitos y formas, de reclamar al lector que se atreva a acompañarlos en una reflexión incómoda.

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