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El cometa

Fue avistado desde el observatorio de Uranienborg, y al pasar sobre Tolmstor arrancó de cuajo todos los recuerdos de la gente: un efecto que no debe provocar extrañeza

Luis Manuel Ruiz

Viernes, 26 de mayo 2017, 19:33

El cometa fue avistado desde el observatorio de Uranienborg, y al pasar sobre Tolmstor arrancó de cuajo todos los recuerdos de la gente: un efecto que no debe provocar extrañeza, si se tiene en cuenta que la cola de este astro se asemeja a la ... hoja de una lanceta. Esa mañana, los habitantes de Tolmstor salieron a la plaza de la iglesia y allí se asombraron de la multitud de cosas misteriosas que los rodeaban: construcciones de balasto y piedra, con agujeros en los que tablones de madera giraban; caballos aprisionados por tiras de cuero y recipientes con ruedas; retazos de piel, lana y cáñamo colocados de forma enigmática sobre los cuerpos de ancianos y doncellas. Se sabe que, abrumados por estas cosas incomprensibles, los habitantes de Tolmstor, todos desnudos, abandonaron el pueblo y se fueron a vivir a las ciénagas, donde su vida transcurrió mucho más fácilmente entre enebros y ardillas salvajes. A lo que parece, no habían olvidado el lenguaje, pero esa música absurda les rendía pocos servicios.

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