Virginia Urieta
Viernes, 10 de marzo 2017, 17:22
Son muchos los lectores y seguidores, confiesa Eva García, que le agradecen que haya apostado por ese escenario en concreto, e incluso hay quien le ha propuesto otros nuevos. En la segunda parte de la Trilogía de la Ciudad Blanca, 'Los ritos del agua', que ... se publicará el 4 de abril, García vuelve a Cantabria y a la Costa Quebrada, además de ambientar escenas en lugares como San Juan de Gaztelugatxe o la playa de Deba. «Pienso que si un lugar ha sido retratado en una novela, se convierte en un sitio especial para miles de personas que lo visitan y no vuelve a ser el mismo». A pesar de ello, la autora cree que la elección de la ciudad no es una fórmula mágica que sirva para fomentar la lectura de los que viven en ella o acercar a los demás. Tampoco para triunfar. «Hay autores locales que ambientan sus novelas en su ciudad, pero la novela solo transciende si tiene elementos para convertirse en un 'best seller': trama ágil, personajes con los que el lector se quede después de su lectura, un estilo literario propio y diferenciado, y lo que yo llamaría alma. Todas las novelas están ambientadas en algún lugar y no por ello triunfan, ni siquiera en ese lugar», señala.
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Escenarios sugeridos
También a Dolores Redondo le sugirieron escenarios. La última ganadora del premio Planeta recuerda cómo una mujer «bastante mayor» la paró en una calle de Elizondo para decirle lo mucho que le gustó el libro. «Pero has puesto demasiada lluvia, aquí no llueve tanto se ríe Redondo al recordar la escena. Y nunca han sucedido cosas tan horribles». Las sugerencias que le llegan por parte de algunos lectores, reconoce, son «exigentes», tal y como le gustan a ella los escenarios. Para la escritora, el éxito de su trilogía ha tenido que ver en parte con la gran riqueza del valle, por supuesto, pero también «con la proyección de lo muy local y pequeño que consigue hacerse universal. Que alguien en Japón pueda sentirse identificado con lo que sucede en un pequeño pueblo del norte de Navarra, hace que la historia sea más íntima», relata. La elección del escenario para ella debe hacerse «con medida y porque lo pide la novela. 'Todo esto te daré' tiene otro tono pero el paisaje es sobrecogedor. La Ribeira Sacra me impactó muchísimo, es un territorio bonito y salvaje, te da esa sensación de estar en un lugar de recogimiento, de reunión con la naturaleza, y eso lo va a seguir conservando», explica. Ya están preparando las rutas, según adelanta.
María Oruña también se decanta por lo local. La autora de 'Puerto escondido' y 'Un lugar a donde ir' señala que es precisamente ahí donde reside el encanto. «Creo que cada vez más autores escapamos de la urbe y nos vamos a lo rural, quizás nos dé más juego en un mundo reposado, idílico o tranquilo, jugar con los crímenes, con la maldad. Lo urbano es más rutinario». Recuerda cómo una lectora le dio las gracias por haberle dado la oportunidad de contemplar los mismos escenarios que había visto durante 70 años «con otros ojos», y asume que ella ve en los paisajes a sus propios personajes. «El acantilado de la playa de los Locos, en Suances, el silencio de Santillana del Mar, o el banco bajo la estatua de los vientos, también explican a los protagonistas y cómo se sienten en cada momento. Para mí los escenarios son parte de ellos, como nuestro carácter, en el Norte, es diferente al del Sur», explica.
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