CÉSAR COCA
Viernes, 24 de febrero 2017, 19:32
Si su hijo llega a casa diciendo que necesita un piano para seguir aprendiendo música y a usted no le salen las cuentas, recuérdele el caso de Leos Janácek. Un niño superdotado hijo de una familia con tan pocos recursos que durante sus años de ... aprendizaje en Praga tuvo que dibujar el teclado de un piano sobre una mesa para practicar porque no se podía permitir comprar uno. Aquel compositor tan bien dotado para la música no consiguió el triunfo hasta pasados los 60 años. Entonces, una ópera ('Jenufa') lo lanzó a una fama que ya no esperaba pero que le permitió dedicarse de manera intensiva a la composición y crear las que, sin duda, son las mejores obras de su catálogo.
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Janácek nació el 3 de julio de 1854, en Hukvaldy, Moravia. Su padre era maestro. Pronto dio muestras de su talento para la música, y empezó a cantar en el coro. A los once años ingresó como alumno en una abadía de Brno, donde aprendió a tocar el órgano y el piano. Tras sus estudios en Praga, se formó en Leipzig, rechazó ir a París para tomar lecciones de Saint-Saëns y terminó en Viena. Durante años, lleva una vida profesional y familiar convencional. Se casa con una joven alumna, imparte clases en la Escuela de Órgano de Praga y en la década de 1890 inicia el estudio sobre el terreno de la música popular de Moravia y Silesia. Siguiendo las pautas de Dvorák y Smetana, armoniza y arregla danzas y canciones, una tarea que en la Europa de finales del XIX y principios del XX harán otros muchos, como Manuel de Falla y Federico García Lorca.
La fama
En 1904, estrenó la ópera 'Jenufa', que mostraba un lenguaje personal pero tuvo un éxito muy modesto. Sin embargo, su reestreno en 1916 fue un bombazo. A los 62 años se hizo famoso de golpe. Entonces comenzó a componer con una fiebre desconocida hasta ese momento. Son los años de sus mejores obras: los dos cuartetos, la Misa Glagolitica, la Sinfonietta, 'Taras Bulba', las óperas 'Katia Kabanová', 'La zorrita astuta' y 'El caso Makrópoulos'.
Cuarteto Nº 1 (Sonata a Kreutzer)
Es también la época de su querella matrimonial: convencido de que tras la muerte de dos hijos la relación con su mujer ya no tenía sentido se apartó de ella para relacionarse con una cantante cuarenta años más joven, a la que designó como 'esposa honoraria' y a quien dejó todos sus bienes. Ella había sido la musa de las tres últimas óperas.
Murió en Ostrava en su mejor momento artístico, cuando tras una carrera sin demasiado brillo, había logrado no solo un lenguaje personal y una forma original de aproximarse a los temas, sino también el reconocimiento del público. Tenía 74 años e ignoraba que su obra iba a ganar un gran prestigio a medida que avanzara el siglo XX, hasta el extremo de que hoy está considerado uno de los compositores más originales de su generación. Es, además, el único de los que integran el programa de este Musika Música que nació ciudadano del Imperio Austro-Húngaro y murió como nacional de Checoslovaquia.
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