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Toda una generación de modelos.
Lindbergh, fotografiar la moda

Lindbergh, fotografiar la moda

El Kunsthal de Róterdam expone la obra del retratista de las grandes modelos de los 90 y uno de los artistas más cotizados entonces

BEGOÑA RODRÍGUEZ

Viernes, 6 de enero 2017, 10:52

Peter Lindbergh es considerado hoy uno de los fotógrafos de moda más influyentes de los últimos cuarenta años. Así lo reiteran en el museo Kunsthal de Róterdam, donde se expone la obra de quien fuera uno de los artistas más cotizados e importantes de aquel momento. Son imágenes en blanco y negro puros que han determinado el curso de la fotografía de moda desde los años 80 del siglo pasado. Y es por eso que el Kunsthal reúne algunas de sus instantáneas más representativas para ofrecer al público, a la vez, un retrato de la persona que se oculta tras el objetivo. «No se trata de una exposición que haga un recorrido cronológico, es una narrativa en la que se descubre el universo de Peter Lindbergh a través de su mirada única», comenta Thierry-Maxime Loriot, uno de los comisarios de la muestra.

Esta espectacular visión general de la extensa obra de Lindbergh presentará más de 220 fotografías y también material inédito y exclusivo: desde notas personales, guiones gráficos, promociones, polaroids, guía de contactos y películas hasta impresiones monumentales, en una gran retrospectiva de la obra del fotógrafo a gran escala.

La exposición, 'Una visión diferente de la fotografía de moda', es una oda a la obra multifacética de Lindbergh a partir de 1978 hasta la actualidad. Considerado como uno de los fotógrafos de moda más influyentes, la exposición multimedia se presenta, según el museo, en un enfoque temático que marca su desarrollo creativo y que se centra en sus temas, mundo imaginario y pasiones a través de los años, repartiédose en nueve secciones diferentes: Supermodelos, Modistos, Zeitgeist, La danza, El cuarto oscuro, Lo desconocido, Pantalla de plata, Iconos y una galería exclusiva de Rotterdam. La 'Galería Rotterdam', fotografiada para la edición de octubre del Vogue holandés concebida especialmente para la exposición muestra los resultados de la sesión fotográfica de Lindbergh a la top model holandesa Lara Stone y al talento emergente de la modelo Elisa Hupkes en el puerto de Rotterdam.

Van Gogh, su inspiración

«Precisamente ahora, cuando la generación más joven está inundada de imágenes a través de Instagram, Facebook y otras redes sociales, el Kunsthal considera que es importante para mostrar sus grandes y pequeñas impresiones fotográficas enmarcadas y colgadas en la pared», comenta Emily Ansenk, directora del museo.

Nacido en Lissa (Alemania) en 1944, Lindbergh pasó su infancia en Duisburg (Renania del Norte-Westfalia). Trabajó como escaparatista para una tienda local y se inscribió en la Academia de Bellas Artes de Berlín en la década de 1960. Como cuenta él mismo en su página oficial: «Yo prefería la búsqueda activa de inspiración de Van Gogh, mi ídolo, en lugar de pintar los retratos y paisajes obligatorias que se enseñan en las escuelas de arte...»

Efectivamente, inspirado en la obra del pintor holandés, se trasladó a Arles durante casi un año, y luego emprendió un viaje en auto-stop a través de España y el Norte de África. Estudió pintura en sus tardes libres en el Colegio de Arte en Krefeld, y bajo la influencia de Joseph Kosuth y el movimiento conceptual, es invitado antes de graduarse a presentar su trabajo en la reconocida galería vanguardista 'Galerie Denise René-Hans Mayer' en 1969. Después de mudarse a Düsseldorf en 1971, volvió su atención a la fotografía y trabajó durante dos años como asistente del fotógrafo alemán Hans Lux, antes de abrir su propio estudio en 1973. En su país de origen, Alemania, empezó a ganarse un nombre y una reputación junto con leyendas de la fotografía como Helmut Newton, Guy Bourdin y Hans Feurer, y se trasladó a París en 1978 para proseguir su carrera.

Como recuerda Rafa Muñoz, la capital de la moda fue su trampolín y los diseñadores más importantes del planeta se rindieron a su talento, a su mirada especial. «Los años 90 fueron testigo de su consagración, con campañas importantísimas, editoriales de moda memorables y portadas míticas». Entre ellas, la que reunió por primera vez a las modelos más cotizadas del momento. Fue para la edición británica de Vogue. Una portada mítica que se recreó en 2015.

Esther Cañadas y Linda Evangelista fueron de sus modelos preferidas y juntos realizaron trabajos que todavía siguen enamorando. Y muchas de las modelos de entonces le acompañaron en la presentación de la exposición en una suerte de homenaje mutuo: Milla Jovovich, Karen Alexander, Nadja Auermann han desfilado informalmente entre instantáneas de sí mismas encarnado uno de los lemas constantes del autor: el de contribuir a formar la imagen de la mujer (y el hombre) contemporáneos. En palabras suyas: «El fotógrafo debe contribuir a definir la imagen de la mujer y el hombre en su tiempo, y reflejar una determinada realidad, tanto social como humana».

Considerado un pionero de la fotografía, como indican sus críticos, introdujo una forma de realismo nuevo, redefiniendo los estándares de belleza con imágenes de otra época. Su enfoque humanista y la idealización de la mujer es lo que lo diferencia de los otros fotógrafos ya que él da privilegio al alma. Según dijo Lindbergh en el auditorio del Kunsthal, «hay que tener el valor de ser uno mismo; eso es lo que yo defino como belleza». El lenguaje plástico de Lindbergh se ve influido por el lenguaje del cine y juega con el tipo de mujer fuerte, obstinada yendo desde la mujer fatal a la heroína, pero también se ocupa de la bailarina y de la actriz. Su obra se caracteriza por los retratos que irradian una cierta falta de inhibición y encanto físico.

La exposición se acompaña de una monografía importante sobre el fotógrafo alemán, escrita por Thierry-Maxime Loriot, publicada por Taschen y diseñada por el galardonada empresa de diseño gráfico, Paprika (Montreal). Como testimonio de la condición de ilustre en el mundo de la moda de Lindbergh, sus imágenes están contextualizados por una introducción de Emily Ansenk y con comentarios de nombres como los de Jean Paul Gaultier, Nicole Kidman, Grace Coddington, Cindy Crawford y Anna Wintour, quienes intentan explicar qué es lo que hace que las imágenes de Lindbergh sean tan únicas.

Sin embargo y aunque Lindbergh sea presentado como un artista por su maestría con las luces y los encuadres, su proyecto más íntimo es lo opuesto al brillo de la moda: retratar a condenados a muerte que han agotado todas sus apelaciones. «Tal vez lo publique como mi testamento», dice, enigmático. En todo caso, y retratando a modelos o a gente marginal, Peter Lindbergh es un fotógrafo que merece la pena tener en cuenta y admirar.

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