Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
CÉSAR COCA
Viernes, 30 de diciembre 2016, 13:46
Cuando a las once y cuarto de la mañana del domingo, día de Año Nuevo, Gustavo Dudamel empuñe la batuta ante la Orquesta Filarmónica de Viena en la bellísima Sala Dorada del Musikverein, estará sucediendo algo mucho más importante que un concierto ligero, evanescente y feliz que se transmite por TV al mundo en la más inteligente y rentable campaña de promoción de un país y una música. Lo que Dudamel lleva a la capital de la clásica, la ciudad que a lo largo de su Historia reunió a la mayor cantidad de compositores y que ha hecho de la música un rasgo de identidad, es una revolución. Porque nunca antes hubo un director tan joven para el concierto más visto del año no menos de 50 millones de espectadores a través de la televisión y otros tantos gracias a la radio ni que estuviera formado tan lejos de los centros artísticos que han dominado la cultura de los últimos siglos. Latinoamérica y más en concreto el Caribe, un espacio relativamente ajeno a la clásica, invadirán la capital austriaca por primera vez. Porque si bien no es el primer director latino (Barenboim ha dirigido en dos ocasiones el Concierto de Año Nuevo, pero por su tradición y sus influencias es mucho más europeo que argentino), sí es el único hasta el momento en el que esa identidad se impone a cualquier otra consideración.
Pero aún hay más: Dudamel es el símbolo de El Sistema, la red de orquestas y coros fundada en Venezuela hace ya 41 años, que ha conseguido sacar de la calle a numerosos niños y adolescentes gracias a la música y crear un par de generaciones de instrumentistas y directores de primer nivel. En ese sentido, los desfavorecidos del mundo se sentarán, siquiera simbólicamente, entre los millonarios japoneses, estadounidenses y europeos nunca faltan tampoco caras conocidas de actores y políticos retirados que ocupan las filas preferentes en esta función desbordante de glamur.
Novedades
En comparación con esa verdadera revolución, las novedades en el contenido del programa del Concierto de Año Nuevo que ya se ha interpretado por primera vez en la mañana de ayer a modo de ensayo general, y se repetirá a las siete y media de esta tarde parecen un asunto menor. Sin embargo existen. De entrada, Dudamel, que cumplirá 36 años el próximo 26 de enero, ha elegido ocho obras que nunca antes se han interpretado un 1 de enero en el Musikverein. Puede parecer sorprendente en un concierto que se celebra de forma ininterrumpida desde 1941, con un precedente en 1939. Pero, por un lado, hay un puñado de valses, polcas y mazurcas que se repiten con mucha frecuencia; y, por otro, el catálogo de la familia Strauss es enorme y además es ya muy frecuente que el programa se abra a compositores de su tiempo, a veces competidores en la lucha por el favor del público. Sucede también este año: ahí están, junto a los reyes del vals, Franz Lehár, Émile Waldteufel, Franz von Suppé, Carl Michael Ziehrer y Otto Nicolai, que fue el responsable de la creación de la Filarmónica de Viena.
Gustavo Dudamel es el mejor embajador del Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela, conocido internacionalmente como El Sistema. Fundado por el músico y pedagogo José Antonio Abreu en 1975, El Sistema es una tupida red de entidades que se reparten por todo el país incluso se ha exportado a otros y que tienen una doble finalidad por un lado, llevar la música a todos los rincones fomentando la práctica de la misma; por otro, integrar en sus escuelas a jóvenes de los sectores más desfavorecidos de la sociedad, a quienes se da la oportunidad de esquivar la delincuencia mediante una formación que les hará ver el mundo de otra manera y que, en numerosas ocasiones, les proporciona además un modo de vida. Cuarenta años después de haber tenido esa idea genial, José Antonio Abreu ha ganado todos los premios imaginables a título personal o como responsable del Sistema, incluido el Príncipe de Asturias de las Artes, y es una de las personas más influyentes de su país y en el ámbito cultural de toda América Latina. Aunque El Sistema fue creado durante uno de los gobiernos de Carlos Andrés Pérez, el régimen bolivariano lo ha asumido como propio y lo exhibe como ejemplo de que, pese a la crisis, su país puede tener un sistema educativo capaz de integrar a los desfavorecidos y crear estrellas rutilantes. Algunos episodios poco edificantes ocurridos en las aulas son inevitables cuando se habla de miles de personas han sido cuidadosamente ocultados por el Gobierno, pero El Sistema ha sido capaz de demostrar sin lugar a dudas que la música tiene una enorme fuerza redentora.
Dudamel prescinde de los valses más conocidos. Este año no sonarán 'Vals del emperador', 'Cuentos de los bosques de Viena', 'Sangre vienesa', 'Vino, mujeres y canciones', 'Trish trash polka', 'Música de las esferas' ni la obertura de 'El murciélago'. Es prácticamente imposible hallar un Concierto de Año Nuevo anterior en el que no haya sonado al menos una de esas obras. Además, el director venezolano ha programado una pieza con coro: se trata de 'Salida de la luna', correspondiente a la opereta 'Las alegres comadres de Windsor' de Nicolai.
Junto a esa rareza, la del coro, ya no llama la atención la presencia de dos números de baile. Ambas serán en la segunda parte. La primera intervención, a cargo de diez bailarines del Ballet Estatal de Viena, se podrá ver en la retransmisión televisiva durante la interpretación de '¡Vamos adentro!' de Ziehrer. Fue grabada días atrás en el palacio de Hermesvilla, un regalo del emperador Francisco José a su esposa Sisi, que se levanta al oeste de la ciudad, más allá del Schönbrunn. La segunda pieza con número de ballet es '¡A bailar!', una polca rápida de Johann Strauss hijo. En este caso, seis estudiantes de la Academia de Ballet de la Ópera de Viena interpretarán en vivo el número, en el interior del mismo edificio del Musikverein. La coreografía es en ambos casos de Renato Zanella, que fue director artístico del Ballet Estatal de Viena durante una década y que hoy ocupa el mismo cargo en el Ballet Nacional de Grecia. El vestuario ha sido diseñado por Christof Cremer, que tiene una dilatada experiencia en el ámbito escénico.
Desde hace treinta años, son los propios músicos de la Filarmónica vienesa quienes eligen con un año de antelación el director de este concierto. Con Dudamel ya han trabajado anteriormente en cinco ocasiones: su debut fue en 2007, cuando tenía solo 26 años, y regresó en 2010. Con posterioridad, dirigió el espectacular 'Concierto de una noche de verano', que se celebra cada año en junio en los jardines del Palacio Schönbrunn, y en 2014 inauguró la temporada de la formación y luego fue con ella a la gira a Japón que cada año realiza la orquesta.
Energía y vivacidad
Al frente de la Orquesta Simón Bolívar, como también en la Filarmónica de Los Ángeles de la que es titular desde 2009 las interpretaciones de Dudamel destacan por su energía y vivacidad. En algunos repertorios, como la música americana, Beethoven o Brahms, brilla de manera muy especial. Además, ha realizado incursiones en el ámbito de la creación ha escrito la banda sonora del filme 'Libertador' y en la dirección musical para el cine, ya que fue invitado por John Williams para interpretar una parte de la partitura de la séptima entrega de 'La guerra de las galaxias'.
Los valses de la saga Strauss han sido hasta ahora ajenos a sus intereses musicales. Nadie duda de que sus versiones quizá no sean las más ortodoxas que se han escuchado nunca en Viena, pero con seguridad el concierto no caerá en la inanidad de los dos dirigidos por Franz Walser-Möst en 2011 y 2013, que público y críticos coincidieron en calificar de aburridos sin paliativos. Con Dudamel, la pasión está garantizada. Y todos los asistentes y los espectadores percibirán que este año ha entrado en la sala algo más que una corriente fresco. Ha sido una verdadera revolución.
Publicidad
Jon Garay y Gonzalo de las Heras
Julio Arrieta y Gonzalo de las Heras
Equipo de Pantallas, Oskar Belategui, Borja Crespo, Rosa Palo, Iker Cortés | Madrid, Boquerini, Carlos G. Fernández, Mikel Labastida y Leticia Aróstegui
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.