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ELENA SIERRA
Viernes, 30 de diciembre 2016, 13:46
Maylis de Kerangal suena muy exótico, pero en realidad el nombre de esta escritora francesa no podría ser más... francés. Maylis es el nombre de un pueblo de Las Landas y Kerangal (acabado en doble l, más bien) el de una calle de algún rincón ... del norte de aquel país. La mujer que combina ambos topónimos en su nombre vivió durante un tiempo en California debido al trabajo de su marido, pero nació, creció y desarrolló su trayectoria, excepto por ese periodo en el extranjero que podría calificarse como lo más exótico de su vida, en territorio francés. En Europa, no en una colonia. La escritora nació en una familia de marinos en 1967 en Tolón, una ciudad de la región de Provenza-Alpes-Costa Azul, y de niña se trasladó a Le Havre, cerca del Canal de La Mancha. Ya en la adolescencia, fue a estudiar Historia y Filosofía a Ruan, aún en la periferia del norte, y más tarde llegó a París, donde reside, y con los años estudiaría también Etnología.
De Kerangal se encontró muy pronto con los libros, y no solo por afición; toda su trayectoria profesional antes de comenzar a escribir la desarrolló en el ámbito de la edición, pese a que no se había formado en ello. Durante una década fue editora de guías de viajes en la mítica Éditions Gallimard, experiencia que asegura que le ha servido de mucho a la hora de enfrentarse a la ficción; hasta el año 2002 fue la responsable de la colección 'La Enciclopedia del viaje' y para ello tenía que hacerse con toda la documentación posible reportajes, mapas, estudios de expertos para realizar su tarea y de aquello, al parecer, se le quedó impresa una manera de afrontar la composición de escenarios y tramas.
La ficción
También daría el salto a la edición de ficción, pero vista desde la óptica de los lectores más jóvenes. Durante cinco años fue editora del departamento de Literatura Infantil y Juvenil de la misma casa. En todo ese tiempo, ni siquiera pensaba en ser escritora. Fue el viaje a EE UU el que marcó un antes y un después: rompió con sus rutinas y su entorno, se encontró con una realidad muy distinta a la suya, y pasó a tener todo el tiempo a su disposición, para escribir si quería o si lo necesitaba, y dice que el choque fue tal que sintió precisamente una necesidad de expresarse mediante la escritura. Así lo hizo.
A la vuelta de aquel viaje, ya todo fue distinto. Continuó en la editorial, pero la compaginaba con la literatura. Vivió como vive tanta gente: dedicaba las mejores horas del día al trabajo y solo al acabar, si podía, se decidía a ponerse a escribir sus cosas. En aquel tiempo, sin embargo, consiguió escribir y publicar unos cuantos libros: 'Je marche sous un ciel de traîne' (2000), 'La Vie voyageuse' (2003), 'Ni fleurs, ni couronnes' (2006), 'Dans les rapides' (2007) y 'Corniche Kennedy' (2008). El éxito de esta novela, seleccionada para premios como el Médicis y el Femina, coincidió con la pérdida de su trabajo en Gallimard... Y la autora cambió las reglas de su propio juego. Convirtió la escritura en su tarea a tiempo completo.
El resultado fue una novela con la que se dio a conocer internacionalmente. Se titulaba 'Nacimiento de un puente' (2010) y ella la describe como una especie de western muy influido por el cine (por la visión de California que ha dado el cine a una europea). Fue galardonada con los premios Médicis y el franco-alemán Franz Hessel ese año y con el italiano Gregor von Rezzori cuatro más tarde. Traducida a una decena de lenguas, en español fue publicada por Anagrama, la editorial en la que también se ha editado 'Reparar a los vivos' (2013), en la que repasaba la historia de los trasplantes a la vez que contaba la tragedia de una familia. Por esta novela recibió otro montón de premios al año siguiente: Grand prix RTL-Lire, Roman des étudiants-France Culture-Télérama, Orange du Livre, el de los Lectores de L'Express-BFM TV y el Relay.
Acaba de publicarse ahora 'Lampedusa', que no es una novela ni un ensayo. Es una reflexión, de madrugada y por sorpresa, por asociación libre y con muchas referencias culturales, sobre el naufragio de un barco lleno de emigrantes en el Mediterráneo una noche de octubre de 2013. De Kerangal puso la radio y se quedó helada. A su cabeza, al oír el nombre de la isla italiana, venían imágenes de cine y libros, de cultura europea, de entretenimiento... Y ya nunca más. Ya para siempre la catástrofe.
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