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España vista por Shakespeare: Navarra y «el asombro del mundo»

El viejo reino aparece en 'Trabajos de amor perdidos', una de las comedias tempranas del Bardo

eduardo laporte

Miércoles, 13 de abril 2016, 11:38

Como apunta el profesor de Filología José Ramón Díaz-Fernández, la mayor parte del periodo productivo de Shakespeare coincide con el reinado de Isabel I (1558-1603) y, por tanto, con la mayor rivalidad entre España e Inglaterra, piratas y guerras navales de por medio. « ... Hay pocas alusiones a España en ese periodo y, si las hay, son poco optimistas», asegura este experto en el autor inglés.

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Sin embargo, hay evidencias de que Shakespeare se interesara por España, país que no pisó nunca, y de que leyera incluso a su coetáneo más universal, Miguel de Cervantes, cuya primera parte del Quijote se tradujo al inglés en 1612. Muestra de esas lecturas es Cardenio, una obra atribuida a Shakespeare (y a John Fletcher) que se representó en vida del autor, pero cuyo manuscrito no se ha conservado. El título, basado en una historia que se narra en el Quijote, no puede ser más cervantino.

Navarra y el mundo

Para el experto shakesperiano, la obra que más alude a temas españoles es Trabajos de amor perdidos, cuyo protagonista es Fernando, rey de Navarra, y donde se dice la famosa frase de «Navarra será el asombro del mundo». La cita, atribuida por error a Shakespeare, la dice el propio rey de la obra, en el contexto peculiar de que aquel territorio iba a a ser banco de pruebas para un particular experimento de austeridad y sabiduría. El único personaje español, como tal, de la obra es don Adriano de Armado, que está de visita en la corte de Navarra.

Se trata de un personaje completamente paródico que usa diez palabras donde bastan tres y que, comenta Díaz-Fernández, era muy del gusto del público inglés, en tiempos en que, por la rivalidad antes citada, cualquier mofa contra el imperio español era muy bien recibida. De hecho, su nombre ya supone una pullita hacia el término de la Armada Invencible, acuñado por los ingleses con afán antipropagandístico.

Era, no obstante, una Navarra idílica, indocumentada, que se eligió como escenario exótico para, seguramente, evitar problemas con la censura. «Además, Shakespeare no miraba los mapas», señala el profesor de la Universidad de Málaga. Como cuando dice en La tempestad que para ir de Venecia a Milán habría que cruzar varios mares o cuando, en Cuento de invierno, leemos que Sicilia es un país frío y Bohemia una tierra cálida.

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En cualquier caso, la presencia o las alusiones a la España de los siglos XVI y XVII es mínima en las 37 obras atribuidas a William Shakespeare y no van más allá de unas pocas «referencias sueltas». Cabe pensar en qué hubiera pasado de no existir esa rivalidad tan acusada, guerra anglo-española (1585-1694) mediante.

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