![Los teatros se adaptan al nuevo horario «por compromiso con el público y con el sector»](https://s1.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/202011/07/media/cortadas/teatros07-kDeD-U1206969078221qE-1248x770@El%20Correo.jpg)
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Nos hemos acostumbrado a ir al teatro con mascarilla, a seguir la ruta que nos indiquen y a salir de forma escalonada. Desde la semana pasada tenemos que mirar el mapa -podemos ir a municipios limítrofes con las entradas como salvoconducto- y desde hoy, el ... reloj. Las salas vascas tuvieron ayer un día ajetreado para ajustar la programación al decreto que obliga a terminar antes de las nueve. Y no descartan que haya que adaptarse a horarios aún más europeos.
El lehendakari ya ha planteado la posibilidad de adelantar el toque de queda a las ocho de la tarde, aunque eso requiere un cambio legal. A los teatreros, que se han quedado sin el café de antes y sin la caña de después, quizá se les haga raro que la función empiece a las seis o incluso a las cinco y media. Pero los programadores se adaptarán las veces que haga falta «para mantener la oferta cultural. Vamos a seguir adelante mientras se pueda. Es un compromiso con el público y con el sector», afirma Nekane Basterretxea, responsable de la red Sarea, que agrupa a 63 espacios en 53 municipios vascos.
José Ignacio Malaina. Arriaga
Tienen el combustible de una audiencia fiel, que ya no tose y aplaude con más fuerza que nunca. A Juan Echanove se le vio emocionado la tercera vez que salió a saludar tras la 'La fiesta del chivo', que agotó el aforo reducido del Arriaga. Y en los municipios pequeños que apenas disponen de un centenar de butacas, «hay gente que se queda fuera, sobre todo en los espectáculos infantiles. Algunas compañías hacen dobles funciones sin aumentar el caché o con un incremento mínimo», apunta Basterretxea. Entre el público «hay menos personas mayores y se acercan más jóvenes, quizá por tener menos alternativas de ocio».
A Ramón Barea le gusta hablar de «teatro de guardia», un servicio urgente y necesario «para una inmensa minoría». Todas sus dudas sobre el impacto de la «inquietud social» en la asistencia a espectáculos en vivo se disipaparon cuando Pabellón 6 reabrió en junio. «El cambio de horarios es para todos y nos acostumbraremos, si es necesario haremos matinales los sábados y los domingos o funciones a las tres de la tarde para la gente que necesita reunirse en un teatro», dice.
Carlos Morán. SKA
Nekane Basterretxea. Red Sarea
Esta «actitud resistente» es común a centros grandes y pequeños. El Arriaga, que ya en 2018 adelantó las funciones para acercarse a los horarios europeos, hará «lo imposible por mantener la actividad y no cancelar nada», incluso si llegan más restricciones. El gerente, José Ignacio Malaina, cree que «no sería extraño ir al teatro a las seis. En Europa es habitual, incluso antes». ¿Y si en lugar de una obra vamos a ver un cabaret como el de Las Fellini? En La Fundición, que ha abierto sus puertas a los artistas exiliados del ocio nocturno, Luque Tagua contesta sin vacilar. «Aunque a corto plazo nos va a costar acostumbrarnos, porque hay espectáculos que requieren cierto calor, si hay que hacerlo a las seis lo haremos a las seis y si dicen a las cuatro, a las cuatro. Apoyaremos a los profesionales, que tienen que seguir trabajando. Nuestra idea es no cerrar salvo que nos obliguen». El Euskalduna también anunció ayer que ajustará los horarios «siempre que sea necesario».
Ramón Barea. Pabellón 6
Jorge Culla. Campos Elíseos
El Campos Elíseos, municipal pero de gestión privada, se adelantó a otros teatros en la oferta de espectáculos matinales, sobre todo para público infantil. Aun así, a Jorge Culla le preocupa el impacto del «corsé cada vez más apretado» que la pandemia ha impuesto a la actividad cultural. «En este momento, más que nunca, dependemos de la respuesta de nuestro público», sostiene. Confía en seguir contando con su asistencia «y demostrando, como hemos hecho hasta ahora, que se puede disfrutar de la cultura de una manera responsable y segura».
El foco está puesto en los espectadores y en los artistas. Como recuerda Carlos Morán, gerente del SKA y presidente de la Red Española de Teatros, «si no trabajan no tienen ingresos porque aquí no hay un sistema de protección que no esté ligado al consumo cultural». Santurtzi está celebrando su Festival de Teatro en una etapa de fuertes restricciones pero a pesar de todo «la acogida es maravillosa», subraya. «La gente sale con una sonrisa de oreja a oreja».
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