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Santi Ugalde encarna a un político en 'Por hacer un favor', producción de su compañía, Trapu Zaharra. E. C.
El teatro de calle reivindica su espacio en la plaza pública

El teatro de calle reivindica su espacio en la plaza pública

El sector está en buena forma pero demanda más flexibilidad ante el auge de las terrazas y las limitaciones que imponen las normativas municipales

Domingo, 18 de agosto 2024, 01:33

El teatro de calle, que está en plena temporada sin necesidad de levantar el telón, tiene solera, seguimiento y reconocimiento en Euskadi. Aunque en algún momento se haya visto como un género menor en comparación con el que llena teatros y salas, no lo es en absoluto, ya que en términos de calidad y de afluencia de espectadores es una industria en auge, con mucha vida y creatividad. Prueba de esa pujanza de las compañías vascas son los premios Max que se han llevado algunas como Markeliñe, Deabru Beltzak o Zanguango en varias ediciones.

Las representaciones son diversas y cada vez más espectaculares, y los actores vascos se mueven ya con soltura a nivel internacional, con Francia como país cercano referente. Y también con casos como el de Deabru Beltzak, que en el último año han visitado la friolera de 11 países. El verano es la época propicia para el género, cuando el buen tiempo y las fiestas patronales llenan las localidades vascas de este tipo de espectáculos, un ingrediente imprescindible en la programación estival de gran parte de los municipios.

Además, tal y como ocurre en el mundo de la música, el concepto festival está de moda y espolea la programación, con ayuntamientos vascos que engloban bajo ese paraguas las actuaciones que antes contrataban de forma independiente. Hay otras citas veteranas de la escena que son ya auténticos clásicos, como la Umore Azoka de Leioa, el Kalealdia de Bilbao o el Kaleka de Lekeitio. Y algunos otros que en los últimos años han adquirido relevancia en el panorama cultural, como el Festival de Teatro de Humor de Araia-Asparrena, en Álava, que termina este domingo.

Muchas veces el teatro de calle se vincula solamente con el humor y al clown, pero hoy en día hay propuestas de todo tipo de temáticas en la programación, con diversos formatos. Entre las pequeñas, grandes y de tamaño medio, suelen ser estas últimas las que mejor funcionan en el País Vasco, con costes no muy altos y buen seguimiento del público. Aunque el teatro de calle goza de buena salud hoy en día, superado el impacto de la pandemia, afronta también retos y amenazas. Algunas de ellas inesperadas, como las crecientes olas de calor que complican los horarios de tarde y mueven cada vez más los espectáculos hacia la franja nocturna. O como la moda de las terrazas, que colapsan el espacio de las plazas y restan protagonismo a los espectáculos.

Espectáculos recientes de Maite Guevara, Markeliñe y Deabru Beltzak. E. C.
Imagen principal - Espectáculos recientes de Maite Guevara, Markeliñe y Deabru Beltzak.
Imagen secundaria 1 - Espectáculos recientes de Maite Guevara, Markeliñe y Deabru Beltzak.
Imagen secundaria 2 - Espectáculos recientes de Maite Guevara, Markeliñe y Deabru Beltzak.

Maite Guevara tiene una larga trayectoria como clown en espectáculos de calle y recientemente ha apostado por el género teatral de gran formato en 'Susto', de producción propia, con la que está girando todo el verano con gran éxito de público. Explica que a nivel de programación no ve grandes cambios este verano con respecto a los últimos, pero sí le gustaría que, más allá de los festivales ya consolidados, hubiera un mayor circuito durante todo el año.

«El que se ha generado en Álava a través del festival de Araia y con apoyo de la Diputación para apoyar a a los ayuntamientos en la contratación es el ejemplo a seguir», dice, ya que «se crea una red más allá de las programaciones individuales». Aunque entiende que los presupuestos públicos son los que son, «como artista soñadora pediría que se fomenten más estos proyectos de creación de circuitos».

El calor y las terrazas

Por su parte, Santi Ugalde, de Trapu Zaharra, muy popular por sus papeles en cine y televisión y en 'Vaya Semanita', confirma que el teatro de calle está consolidado y es un elemento fijo desde hace años en fiestas de pueblos, «aunque con ciertas dificultades». Lamenta sobre todo «la invasión de las terrazas» en calles y plazas que dificulta el disfrute del espectáculo. «Nos programan muchas veces cerca de terrazas con gente hablando alto. Además, el teatro de calle ha tendido a inmovilizarse en un único espacio y hay un ritmo más lento», detalla. Hay otro factor peligroso, que es el del calor en los meses estivales: «Los últimos años las olas de calor cada vez son más largas y están obligando a retrasar los horarios y a buscar lugares sombríos para los espectáculos».

En cualquier caso, Ugalde se declara optimista. «Hay una buena oferta en Euskadi y en el Estado, existen compañías jóvenes y mucho apoyo institucional. Lo interesante aquí es atinar con el espacio según la localidad y programar en emplazamientos adecuados. Nosotros básicamente reclamamos espacios protegidos y un buen sonido. Estos son los espacios que al final se acaban consolidando», resume. Garbitxu (Oskar Castaño), impulsor de Deabru Beltzak, coincide en la importancia vital del espacio. «Últimamente nos ponen muchas restricciones de movimiento y entonces deja de ser teatro de calle y se convierte en simple teatro en la calle. Echo en falta que los espectáculos puedan tener movimiento libre por la calle, hay demasiadas normativas que lo impiden».

Internacionalización

Otra clave para el éxito es la internacionalización de las compañías y sus propuestas. En este terreno lleva ventaja Deabru Beltzak, con exitosas giras por medio mundo. «En general, las compañías vascas nos estamos internacionalizando, ya casi todas salimos al extranjero. Nosotros, por ejemplo, nos movemos muy bien en el mercado francés», explica Garbitxu, que además ha participado en la creación de la asociación Patea a nivel nacional, con el objetivo de mover las reivindicaciones del colectivo a nivel europeo. Entre esas demandas está que los ayuntamientos creen una línea específica de artes de calle, «porque nos meten en el mismo saco que el teatro de sala».

El fin de la pandemia de covid ha reflotado al sector, que, por su propio carácter, fue uno de los más afectados por las restricciones de la movilidad y el confinamiento. Según recuerda Joserra Martínez, fueron años duros «aunque hubo compromiso institucional para hacer los espectáculos aunque fuera de otra manera, con el público sentado y de manera menos participativa. Ahora hemos recuperado la normalidad y la gente vuelve a acudir y a participar como siempre», celebra.

De la misma opinión es Garbitxu, que ve el sector reactivado por completo y con un público que ha regresado con su habitual fidelidad. Sobre los respuesta de los asistentes a los espectáculos que se programan se pronuncia Santi Ugalde, que observa «un público variable pero complicado», según dónde se programe. «En pueblos pequeños funciona muy bien el teatro de calle, se juntan 100 o 150 personas con entusiasmo, porque es un acontecimiento la vida del pueblo. Pero en otros lugares nos diluimos en una oferta grande. Y luego están los jóvenes, que son un reto. No les vemos muy fieles, pero hay que seguir intentando hincarles el diente», concluye.

En esa misma línea, Maite Guevara resalta que lo importante es generar espacios que se consoliden. «En los eventos establecidos e integrados cada vez se junta más público. La gente va a responder siempre que las cosas se hagan bien», concluye.

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