José María Pou, un 'padre' inolvidable

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Oskar Belategui

Josep Maria Mestres dirige una historia para zambullirse. El público revive a veces la confusión de un Andrés receloso, perdido, que fantasea y repite torpezas. Y lo revive incluso con la mirada del afectado. Llega a confundir lo que ve porque le meten en la piel de Andrés y en su descarriada cabeza. Los personajes son ellos y son otros, se ven como los ve el protagonista con una lógica de la que él adolece. El autor, Florian Zeller (París, 1979), no busca un dramón, apuesta por la farsa trágica, con piedad y humor, sin arañazos.

José María Pou encarna esa dolencia senil, mimetiza síntomas y logra otra de sus creaciones. Si siempre parece hablar con las manos, finge con el rostro, la voz y el movimiento, un desgaste que acredita maestría. Y Cecilia Solaguren es la hija Ana, en un papel que exige el casi imposible dramatismo de presenciar un tránsito, en que no le cabe otra que la paciencia ante la fragilidad del padre. Las sombras y luces de Ignasi Camprodon son un personaje más, y el envolvente espacio sonoro casi subliminal es de Jordi Bonet.

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'El padre' fue filme (2020) del propio Zeller, con el actor Anthony Hopkins que ganó el Oscar. El Arriaga trajo otra buena versión de 'El padre' (2017) con Héctor Alterio. Y se estrena ahora el documental chileno 'La memoria infinita', de Maite Alberdi, sobre el mismo mal en pareja. El tema está ahí.

Ni 'El padre' ni el alzhéimer se olvidan, valga la contradicción.