Para clásicos, El Brujo

Para 'El viaje del monstruo fiero' se hace profeta vestido de etiqueta, amotinada la melena, guiños a la parroquia, dardos a unos y otros. Une humor y erudición, malicia y poesía, noticias y bulos. Cuenta trances en la gira, el taxi, el mal viento de ayer, la pugna por las reliquias de un santo místico, el funeral de Fernán Gómez, los misterios del agujero negro, y pide aplausos, recorre kilómetros de escenario mientras Javier Alejano contrapuntea impávido con violín y pandero: puntos y comas a reloj.

Han sido décadas de viaje por Plauto, Apuleyo, 'El Quijote' a voleo, mujeres de Shakespeare, Molière, Ghelderode, Baroja, Sastre, Alonso de Santos, Fernán Gómez, Süskind, Dario Fo, o el relato de Quiñones 'El testigo' en cálido homenaje al inexistente cantaor Miguel Pantalón.

Teatro lleno, complicidad. Es el 'Viaje' de El Brujo a saludar a las amistades, como el esperado colega que esta vez ha dejado casi todos los libretos en el armario, para hablar de sí mismo, de Rafael Álvarez, un clásico.