El borrico instruido

Un burro atado con el ronzal a la estaca habla a su sombra de él y de la especie, cuando arrecia un incendio forestal. La humareda nubla la sombra. Terco, «Dios todo lo puede, menos hacer beber a un burro si éste no quiere», a sus 6.000 años insiste en el vistazo corporativo por Grecia y Roma, el fabulista Esopo, el asno de oro de Apuleyo, textos medievales o del Quijote que ilustran el variable trato humano. Irascible, «Mosca en hocico, coz de borrico». «La burra no era arisca, los palos la hicieron», es tierno 'Platero' con Juan Ramón Jiménez a modo de poética reliquia ante la industria y el transporte mecánico.

El relato acredita el virtuosismo de quienes van delante, Hipólito, Tato, Cáceres, la sombra chinesca que entra y sale, y los músicos/actores que acompañan. Una ocasión de empatizar con animal tan discreto, emblema de sumisión, secundario fijo de la clase equina ante los aristocráticos hermanos caballos, eficiente y sufrido porque «De cornada de burro, no vi morir a ninguno». Y aunque la carne de burro no se transparente, deja ver 'Burro' una original idea literaria y el valioso trabajo de intérpretes: esa miel que regala el asno.

Amable.