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«Belleza, violencia y emoción». Eso es lo que promete el equipo artístico de 'Salomé', que ha llegado al Arriaga (hay funciones hasta el domingo) con mucho más que siete velos. La versión de Magüi Mira que protagoniza Belén Rueda muestra al personaje que conocemos ... por la Biblia y por la tragedia que Oscar Wilde estrenó, no sin escándalo, en 1896 desde un ángulo diferente. Una perspectiva que indaga en sus anhelos y en las circunstancias en las que vivió, «dentro de una jaula», en la Judea sometida a la dominación romana.
Para la autora y directora, Salomé es un personaje sin edad, «traspasa el tiempo porque en algunos lugares muchas mujeres siguen en su jaula». En su opinión, representa «la esencia de la mujer, el zumo más íntimo, que más cuesta exprimir y saborear, de lo que supone el hecho de ser mujer, hace 2.000 años y ahora. Porque hemos avanzado mucho, pero todavía nos queda un enorme camino por delante». Un símbolo que, cuando empezó a escribir la obra, solo podía tener el rostro, «el magnetismo y la energía» de Belén Rueda.
Las dos artistas vuelven a formar equipo tras estrenar 'Penélope' hace cuatro años en el Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida, que también es la cuna de este espectáculo. Comparten el empeño de «rescatar historias de mujeres» muy nombradas pero a las que realmente no conocemos y acercarse a ellas «no como personajes, sino como personas reales que caminan por la calle». La esposa de Ulises y la princesa de Judea que pide la cabeza de Juan el Bautista parecen polos opuestos, pero Belén Rueda, que ha dado vida a ambas, dice que cada una a su manera «eran mujeres poderosas y adelantadas a su tiempo, con ansias de libertad y de cambio». También muy jóvenes. «Y la edad que tenemos te da la experiencia suficiente para contar desde otro lugar la vida de mujeres jóvenes que tenían impulsos que no sabían definir. Ahora podemos ponerles nombre y contarlo bien».
La princesa Salomé apoya en secreto a los rebeldes que luchan contra el gobierno del rey Herodes; un personaje corrupto que se ha casado con su madre, Herodías, a la que da vida Luisa Martín. «Por ser la mujer de Herodes, las mujeres entonces no tenían ni nombre», precisa la actriz, que crea momentos de humor «dentro del horror. Tras una vida de violaciones y malos tratos, el humor, el sexo y la bebida es la única forma de evadirse para Herodías», explica. Como reina «vive expuesta a un peligro constante que encarna Juan el Bautista», el líder espiritual del pueblo. Sus salmos son canciones y el actor que le da vida, Pablo Puyol, es muy conocido como intérprete de musicales. Juan Fernández como Herodes, Sergio Mur, Antonio Sansano, Jorge Mayor, José Fernández y Jose de la Torre completan el reparto.
La danza también tiene peso en el montaje. La directora subraya que la interpretación «orgánica» de Belén Rueda, que aprendió a bailar de niña, transmite «el intento de Salomé por romper su jaula» y «los deseos que palpitan en su cabeza, en su corazón y en su sexo», uno de los grandes temas de la obra. «Tiene el poder de mover el mundo, armarlo y destruirlo. El sexo baila con la vida y la muerte». Salomé lleva al límite su poder de seducción, «la única herramienta que tiene», de gran impacto. «Ahora lo llaman capital erótico, está en las librerías. Y no olvidemos que gozar es el único antídoto que tenemos los seres humanos frente al horror que nos rodea».
Tras este «grito de libertad» que es 'Salomé', ambas dan por seguro que llegará una tercera obra. Quieren aprovechar la «simbiosis» que han conseguido y les queda mucho por contar. La suya es una lectura feminista de la Historia, aunque no creen en la «guerra de sexos. Estamos todos juntos al margen del cóctel hormonal con el que llegamos al mundo», dice Magüi Mira. «Que no tengan miedo al feminismo, que limpien esa palabra que no implica violencia ni guerra, sino trabajo por la igualdad y un mundo mejor para todos».
Tras el contundente #Seacabó que marcó la gala de los Goya creen que no hay que bajar la guardia, porque el abuso que se ha hecho visible en el cine «ocurre en todos los ámbitos. En los momentos de acoso más fuerte que he sufrido no era actriz, era una adolescente, no tenía nada que ver con el mundo de la escena», cuenta Magüi Mira. «Lo he pensado muchas veces, ¿por qué no denuncié? Es que ni se te pasaba por la cabeza». «Por eso la educación es tan importante», interviene Belén Rueda. «Mis hijas, que son de otra generación, ya hablan de otra manera. Yo a veces me escucho a mí misma y pienso: esto lo tengo que corregir».
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