El Arriaga estrena un musical de Guridi con coro infantil sobre un 'crack' de los videojuegos sin empatía

A este argumento esperanzador y educativo, se suman muchos elementos que hacen de esta propuesta presentada en el Arriaga por su director, Calixto Bieito, un atractivo plan para ver en familia. Porque a la enseñanza hay que añadir la música del maestro vitoriano Jesús Guridi, interpretada en directo y en el escenario por 46 cantantes del coro infantil de la Sociedad Coral de Bilbao, en su mayoría chicas y también algún chico. Dirigidos por José Luis Ormazabal, los chavales llevan meses ensayando para estas funciones, según explicó Iñigo Alberdi, representante de la Coral, pues aunque algunas canciones forman parte del repertorio del coro (el compositor fue director de la Sociedad durante 30 años), algunas obras han sido aprendidas para esta función. Estarán acompañados al piano por Alberto Sainz Puente. Además de los temas de Guridi y de alguno de Mikel Laboa, la producción cuenta con los arreglos musicales y algunas piezas compuestas para la ocasión por Carlos Imaz.

En escena tendremos entonces al medio centenar de chavales cantando temas en castellano (traducidos en letrero luminoso) y a cinco actores evolucionando en euskera. Ellos son, además de Chamizo, Eneritz Artetxe, Na Gomes, Juanjo Otero y Karmele Matuzola. Y en medio de todo esto, el espectáculo ofrece efectos especiales que contemplan incluso la magia, para lo que han contado con la colaboración del ilusionista vasco Jon Zabal. Los responsables del show no se han olvidado de una disciplina como la danza, con un tango bailado por Christina Gómez y Borja Alcalde.

Bieito se mostraba «feliz» en la presentación de este musical, por poder ofrecer un formato para toda la familia y en especial para niños, «complicadísimo entre otras cosas por la responsabilidad que entraña una cuestión como la educación de los jóvenes«. Hizo una reivindicación de la denostada figura del maestro en nuestras escuelas frente a otros países donde están »mejor pagados y cuidados«. »Adoro a Guridi«, señaló, y reiteró su satisfacción por poder contar con el coro infantil.

Por su parte, Pako Revueltas reconoció que esta colaboración con los cantantes y la apuesta por un «espectáculo familiar» le habían obligado a «salir de la zona de confort» y a pensar en ese «extra que supone la responsabilidad a nivel pedagógico, ofreciendo además el mejor resultado artístico posible». Apuntó también la oportunidad del tema, su actualidad al tratar el asunto de la empatía en los adolescentes.

Los actores se mostraron entusiasmados por compartir escenario con el coro infantil, «todo un regalo», como afirmó Juanjo Otero, quien destacó además el dibujo de unos «personajes con aristas, ambiguos, nada planos y que crecen gracias al trabajo del director«. Una obra que se »aleja de los estereotipos del teatro infantil, con colorines y tratándoles muchas veces de forma demasiado simple«, añadió la actriz Eneritz Artetxe.

El autor del argumento, Ángel Mirou, ahondó en el «trabajo alucinante» de los cantantes, cuya labor, además de haberle proporcionado mucha satisfacción, hace destacar a los jóvenes que participan, colaboran y se esfuerzan, «frente a la visión que muchas veces nos ofrecen los medios de comunicación, con noticias que nos hablan de jóvenes que desde los 13 años matan, roban... Tenemos que poner en valor a esta juventud maravillosa».

Puede surgir la cuestión de que por qué ante un coro mayoritariamente femenino el protagonista de la historia resulte ser un chico, y, al margen de que el mundo de los videojuegos esté copado más por ellos que por ellas, Revueltas explicó que es «fruto de la casualidad», ya que en un principio se encontró con Gaizka Chamizo y pensó que sería perfecto para el personaje, «que podría haber sido encarnado indistintamente por un chico o una chica, sin afectar a la historia».

Esta producción del Arriaga pretende ser sostenible y para ello ha sido realizada, según comentan sus responsables, «con elementos reutilizados y reciclados, prendas de comercios locales y de segunda mano, para cumplir con los parámetros del Green Book para las artes escénicas impulsado por la European Theatre Convention».