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1936' nunca podría definirse como «otra obra sobre la Guerra Civil», la cantinela con la que a menudo se han denostado las películas que abordan la contienda. En teatro ha sido menos tratada que en el cine, con brillantes excepciones como '¡Ay, Carmela!' y 'Las ... bicicletas son para el verano', y el espectáculo dirigido por Andrés Lima no se parece a ningún otro. Aquí la guerra no es tema ni trasfondo, lo es todo. El público se ve inmerso en el avance de las tropas franquistas con un reparto coral de campanillas -Blanca Portillo, Antonio Durán 'Morris', Alba Flores, Natalia Hernández, María Morales, Paco Ochoa, Guillermo Toledo y Juan Vinuesa- que se multiplica para dar vida a decenas de personajes. Dura algo más de cuatro horas (con dos entreactos), algo que ni mucho menos disuade a los espectadores. En Madrid agotó entradas para dos meses antes del estreno y en Bilbao, primera parada de la gira, también han volado. Ante la gran demanda, el Arriaga programó una tercera función -estará de viernes a domingo- que ha completado el aforo, como está ocurriendo en todas las ciudades.
Este fenómeno teatral tiene su origen en 'Shock', otro apabullante espectáculo del mismo director que revisa episodios traumáticos de la historia reciente desde el golpe de Estado en Chile hasta la guerra de Irak. «Cuando estábamos haciendo la segunda parte, vi el paisaje de Mosul devastado y pensé ¡esto es Gernika!», recuerda Lima. «A veces necesitas la distancia de otro conflicto para decir: esto pasaba exactamente igual en España. Entonces pensamos: bueno, este es nuestro 'Shock', vamos a hablar de ello. Vamos a investigarlo y a intentar contarlo lo mejor posible».
Investigación «Me ha sorprendido Azaña como personaje y también Franco , cuya vida está llena de misterios»
Diálogo con el presente Las voces jóvenes del coro «observan y al mismo tiempo sufren»
Con la metodología de Andrés Lima, eso supone reunir a un buen número de expertos «para conocer distintos puntos de vista» y organizar talleres antes de abordar la dramaturgia. «Mucha gente ha colaborado para que tuviéramos una visión más amplia y profunda de la guerra». Durante dos años hicieron «entre seis y ocho talleres» con la participación de Ángel Viñas, Julián Casanova, Paul Preston, Francisco Espinosa... «y de gente que vivió la Guerra Civil». En el capítulo de agradecimientos también incluyen a Chaves Nogales, Carmen Conde, Miguel Hernández y George Orwell, que aparece como personaje interpretado por Paco Ochoa. Firman los textos de la obra Albert Boronat, Juan Cavestany, Juan Mayorga y el propio Lima, con producción del Centro Dramático Nacional, Check In y El Terrat.
«Tenía ganas de hacer este espectáculo porque venimos de muchos años de desinformación», afirma el director. «Desde los años 80 hay un grupo amplio de historiadores que se han ocupado mucho de ello», pero ese impulso no se ha trasladado a la enseñanza con el mismo empeño. «Desde luego, en mi generación no se tocó jamás». Para él el trabajo de documentación «ha sido un descubrimiento total. Toda la trama bélica me ha sorprendido, cómo resistió Madrid, el papel de la Iglesia... me ha sorprendido la carta del cardenal Gomá al Vaticano y sus consecuencias. Me ha sorprendido Azaña como un personaje filosófico tremendamente controvertido. Me ha sorprendido Franco como personaje que tenemos casi reducido a una caricatura. Me he quedado sin saber cómo fue realmente porque su vida está llena de misterios, pero hay cosas que se pueden vislumbrar. Detrás de esa voz aflautada hay un hombre frío, tremendamente calculador, que consigue todos los objetivos que se propone y además se perpetúa».
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Este espectáculo es más comprometido que 'Shock' porque habla de nuestra propia historia, la de nuestros abuelos. Trata de dar «una visión poliédrica» alejada de tentaciones partidistas en un país abonado a la gresca política. «El punto de vista del montaje empieza intentando ponerse en el lugar del derrotado, al igual que hacían los griegos en las tragedias. Pero de todo lo que se dice no hay nada que sea opinión», recalca. «Lo que dice Queipo Llano lo dijo de verdad, lo que dice Franco son palabras de Franco, lo que dice Azaña son palabras de Azaña» , al que interpreta la actriz María Morales.
«La historia de la Guerra Civil es muy masculina, yo creo que en parte por eso es tan violenta», sostiene Lima. «Y a la hora de representarla, quería que hubiera paridad». Blanca Portillo encarna (entre otros personajes) a Primo de Rivera y Natalia Hernández, al cardenal Gomá. La caracterización es rápida porque el ritmo de la obra no da tregua. «Yo quería hacer una obra de teatro bélico pero con un profundo sentimiento antibelicista, espero que lo hayamos conseguido».
Además de los intérpretes, tiene un papel fundamental el Coro de Jóvenes de Madrid, 25 voces «que representan al pueblo y cantan muchos de esos temas que nos evocan la guerra. Es muy importante la presencia de la juventud de hoy, observando y al mismo tiempo sufriendo, identificándose con los miles de jóvenes que murieron durante el conflicto». El diálogo entre pasado y presente hace crecer la emoción. «Para saber de la guerra puedes ver uno de los muchos documentales que hay o leer uno de los muchos libros que existen. Pero la labor del teatro es que se sienta lo que sucede en la escena».
La música es protagonista desde el arranque del montaje, cuando Pau Casals va a ensayar la Novena de Beethoven para la ceremonia de apertura de las Olimpiadas Populares de Barcelona, organizadas como alternativa a las de Berlín, y recibe la noticia de la sublevación, que obliga a suspenderlo todo. «Lo había elegido para evitar que los nazis se apropiaran de Beethoven y decidió que se tocara en el ensayo general», como despedida «hasta que volvamos a vernos». El 'Himno a la alegría' sonará en el Arriaga junto a temas muy populares como 'Los cuatro muleros' y '¡Ay, Carmela!'.
«Bilbao tiene un peso especial en el montaje, ya lo veréis», asegura el director. Entre las recreaciones de la campaña del sur, el bombardeo de Gernika y la batalla del Ebro, hay algunos momentos de respiro. «La distancia hace que puedas tener sentido del humor, ser capaz de burlarte incluso de tu propia tragedia». La trama llega hasta abril de 1939. Pensaban abordar también el franquismo, pero se dieron cuenta de que sería inabarcable en un único espectáculo. «Nos hemos dejado cosas en el tintero, he intentado rescatar lo que creo que es esencial para comprender la guerra». Antes de plantearse un segundo frente tienen muchas funciones por delante, algunas más en Euskadi (12 y 13 de abril en Vitoria), y en septiembre volverán a Madrid.
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