El amor y sus límites, a escena en el Teatro Arriaga

Esos conceptos están en la mente y en la conversación de la gente muy joven -otra cosa es que lo lleven a la práctica-, pero no lo estaban tanto en las de Mínguez y Caíña. Y el director y el autor querían que fueran los jóvenes los que contaran sus historias, lo que les ronda la cabeza y lo que viven, así que han hecho una especie de curso acelerado (teórico) sobre (la práctica) del poliamor para llevar a escena 'Bihar arte soilik/Sólo hasta mañana'. «Al acabar 'Fake', en la que actuaban Albar y Lorea, les propusimos que plantearan algo sobre sus inquietudes», explica Mínguez. Caíña iba a escribir pero ellos iban a proponer. «La base fue los amigos que hablan sobre el tema de las relaciones abiertas».

Y así es como se convierten los cuatro intérpretes en los personajes llamados Aitziber, Olatz, Ilargi y Ekaitz. Las dos primeras son pareja y viajan con los otros dos a unas vacaciones en República Domininaca. Ilargi iba a ir con su novio pero él le ha puesto los tubos y ella se lleva a un amigo; va dispuesta a pasar el duelo de fiesta en fiesta, bailando y bebiendo, sin pensarlo mucho y sobre todo sin hablar con los colegas. Y en estas, Ekaitz y Aitziber sienten algo el uno por la otra y viceversa y sienten que tienen que explorarlo... y Nerea, que en su cabeza está segura de que es pro poliamor, de repente no lio tiene tan claro. El cuerpo y la cabeza entran en conflicto. Todo en clave de comedia, explican.

A lo que invitan los personajes de la obra es a «no hacer por inercia, a darle un par de vueltas a las cosas. Animamos a sentarse a hablar un rato», dice Nerea Elizalde sobre los conflictos en los que van a entrar. «Comunicación», repiten durante la presentación del montaje. Es la única manera de saber si todas las personas que están en una relación -dos, tres, sean pareja, amigos o familia-están «de acuerdo en los límites».

Porque es en los límites donde se encuentran las distintas generaciones. Dice Caíña que es la palabra clave de cualquier relación, sea más tradicional o más posmoderna, y sea sentimental o sexoafectiva o como se quiera llamar. «Buscar esos límites y ver cómo, dentro de una relación abierta, pueden ser más laxos en las relaciones sexuales pero no en cuanto a la comunicación, sobre si hay que contarlo o no». Se tienen maneras diferentes de entender «la confianza y la sexualidad», continúa el autor, «pero siguen siendo relaciones de amor» y es «un compromiso de la misma manera, es amor de la misma manera».

Tras comprobar que el eje sigue siendo el mismo, aunque luego adquiera otras formas, Caíña dejó de pensar que lo que le habían propuesto como tema era «una tarea muy loca» y pudo comenzar a escribir como le gusta: «desde la honestidad. Ellos han sido muy abiertos y honestos y me lo han explicado sin paternalismos». Y sin paternalismos, dice, es como lo cuentan este miércoles y jueves sobre el escenario del Arriaga.