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María Goiricelaya (Bilbao, 1983) no solo constató un día su dependencia del móvil, sino que se preguntó qué debía pensar su hija de tres años cuando le pide jugar y su madre prefiere mirar el teléfono. En las terrazas, en las casas, en los parques, ... la directora, dramaturga y actriz contempla el mismo fenómeno. «No soltamos el teléfono y ninguneamos a los niños. Parece que lo que sucede en el aparato es más importante que mirarles o jugar con ellos», lamenta la autora y directora de 'Play!', obra producida por el Centro Dramático Nacional (CDN), que se representa en el teatro María Guerrero de Madrid hasta el 20 de diciembre.
'Play!', con exclamación de mandato, es un buen título. En inglés posee el doble significado de jugar y actuar, y además alude al símbolo de arranque en los aparatos tecnológicos. Goiricelaya aporta un término, 'phubbing', traducido como 'ningufoneo'. «Es el acto de ningunear a una persona mientras estamos con el móvil», explica. ¿Les hemos trasladado nuestra dependencia a los chavales? «Absolutamente», constata. «Los adultos somos sus referentes, nos ven constantemente enganchados a un aparato, ¿qué van a hacer? No pueden entender que el móvil sea más importante que ellos». 'Play' nos pega un toque de atención para darnos cuenta de que la dependencia de las nuevas tecnologías rebota en nuestros hijos. ¿Cómo pueden hacer ellos un uso responsable?
El meollo de la obra es el juego. 'Play' nos recuerda que hubo una época en la que los críos eran felices jugando al escondite, la peonza o el hinque en parques y descampados. «El espacio público ha cambiado y ya no hay tantos lugares para jugar, sobre todo en las grandes ciudades, donde hay que guardar cola para montarte en un columpio», observa la dramaturga bilbaína. A raíz de la pandemia, las pantallas se adueñaron del ocio de los críos y ya no se han despegado. «El niño necesita jugar y no solo recibir estímulos de un aparato», ilustra María Goiricelaya. «Por eso sufren problemas físicos, de visión, de sociabilidad, del desarrollo del habla y del cerebro».
'Play!' se publicita como una obra «creada por los niños y niñas de Nuevos Dramáticos». Son alumnos de colegios públicos cercanos al CDN, hijos de trabajadores del centro y chavales de familias sin muchos recursos que han trabajado a lo largo de un año con un equipo educativo y otro artístico. «Los niños son los creadores de la obra, esta es una dramaturgia a muchas manos, con frases suyas y de sus padres y madres, que surge de su preocupación por el uso de las nuevas tecnologías», asegura la autora. Los Nuevos Dramáticos, que comparten el escenario con cuatro actores profesionales, Kepa Errasti, Getari Etxegarai, Ariana Martínez y Luis Sorolla, también han contribuido al vestuario, el diseño escénico y la música; a las canciones nostálgicas de la generación EGB que suenan en el espectáculo ellos contraponen el trap.
Los niños molestan en esta sociedad con hoteles para adultos y restaurantes donde no son bienvenidos. En 'Play!' se cuenta que estaría bien que hubiera un vagón ruidoso en el AVE, hoteles para críos con camas elásticas, literas en las habitaciones y barra libre de Nutella. «Cada vez hay menos espacios donde los niños pueden ser niños», deplora Goiricelaya. «El humor equilibra la crítica feroz a esa falta de juego que crea generaciones más sedentarias, con problemas para comunicarse. Adolescentes que consultan el móvil cada siete minutos y que ya no son capaces de decirse cosas cara a cara, porque prefieren enviarse mensajes».
Hasta existe un término, tristeza digital, para definir el bajón experimentado cuando una foto en Instagram no recibe 'likes'. «Proyectan su autoestima en las redes sociales, miden la persona que son a través de la aprobación en redes. Sin los 'me gustas' los niños se ponen tristes, dejan que el mundo les diga quiénes son». María Goiricelaya se ríe cuando se le recuerda que Hitchcock aconsejaba no trabajar con animales ni con niños. «Ha sido un proceso muy bonito pero muy intenso», reconoce. «Los niños no tienen filtros, no dulcifican las cosas, te dicen lo que piensan y te dan un material honesto y duro». Otra cosa son las representaciones, porque ellos no son actores. «En escena son magnéticos, no puedes dejar de mirarlos. Pero son imprevisibles, son niños a los que les pasan cosas y no todos los días vienen igual. Con esta obra he aprendido a abrazar el caos».
En un momento de 'Play', la chavalada sale a escena con una pancarta que advierte: «Antes de lo que crees dejaremos de jugar». Es «una flecha en el corazón» de María Goiricelaya, que ve crecer a su hija y se siente culpable de no dedicarle todo el tiempo del mundo. «En un abrir y cerrar de ojos ya no querrán jugar con nosotros, y ahora que quieren les damos una tablet». Nadie puede negar a la autora de 'Nevenka', 'Madre coraje', 'Altsasu' y 'El patio de mi casa' su habilidad para abordar en sus obras temas candentes. Eso sí, 'Play!' no irá de gira porque sus protagonistas no son actores, «aunque sería bonito exportarla a colegios e institutos».
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