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Artistas que venden su alma al diablo, tenistas dispuestos a todo por ganar un partido, pederastas en pos de niñas y caballeros medievales enfrentados durante toda una vida son algunos de los protagonistas de los once cortometrajes vascos que compiten en el Fant, que hoy arranca su 24 edición. Todos ellos aspiran a dos premios: el del público al mejor cortometraje, dotado con 3.000 euros, y el de mejor corto vasco, con 2.000. Por primera vez se fallará además un nuevo galardón concedido por la Unión de Actores Vascos y destinado a reconocer la mejor interpretación en un corto vasco.
Solo dos de las piezas está firmadas por realizadoras. 'June', de Arantza Ibarra, presenta a una niña que tiene su caserío como territorio de juegos. Guarda un secreto que no conoceremos hasta el último plano. Ibarra, con dos largometrajes a sus espaldas y un equipo compuesto en un 80% por mujeres, demuestra que no hacen falta efectos especiales para sumergirnos en el fantástico. La sutilidad y la sugerencia son sus mejores armas. En las antípodas se sitúa 'Pink Milk', pretencioso debut de Laura Silva que nos acerca a la mente de un pederasta a través de la experimentación con la imagen y el sonido. Caretas de cerdo y espaguetis rosa para epatar en una pieza cercana a la videocreación.
'Tür', de Ernesto Báez, y 'Aprieta, pero raramente ahoga', de David Pérez Sañudo, denuncian la explotación laboral cada uno a su manera. El primero, mediante una prueba de casting que transcurre en un escenario desnudo con una única puerta que da a una dimensión desconocida. «Es un ejercicio de estilo, como un capítulo de 'The Twilight Zone'», justifica su autor. El segundo, en tono de comedia negra con una suerte de Norman Bates que humilla a un aspirante a cuidador de perro. Dos cortos cuyo final se adivina desde el principio.
Viejunos también nacen 'El duelo', de Aritzeder Arregui, y 'La noche de las sombras', de Aritz Elguezábal. Los duelistas que se baten en la infancia y la madurez en un 'Excalibur' de andar por casa resulta cándidos y predecibles, aunque las armaduras, eso sí, son chulísimas. En 'La noche de las sombras' volvemos a encontrarnos al Kandido Uranga de 'Errementari' en una historia de pactos con demonios que naufraga en su trillado terror romántico.
Por su parte, 'Ziren', trabajo de fin de grado de Aitzol Saratxaga, plantea con demasiada languidez qué sucedería si la ciencia fuera capaz de devolvernos a nuestros seres queridos. En Fant también concursan un videoclip-homenaje al género slasher con psicópara persiguiendo chica, 'Revolution', de Two Maniacs (Ernesto Báez y Joshu Duran). Y un hermoso trabajo de animación en blanco y negro, 'Contact', de Alessandro Novelli, lastrado por un guion con frases de manual de autoayuda.
Finalmente, el humor sustenta dos de los cortos más sorprendentes y por ello mejores de los seleccionados a concurso. 'Ejecutor', de Javi Arriaga, atesora un loquísimo hallazgo: que los subtítulos en castellano no coincidan con lo que se dice en euskera. 'Versus', de Demetrio Elorz, aparece como el filme más redondo en cuanto a intenciones y resultados. Eneko Sagardoy protagoniza un partido de tenis donde el término match point adquiere un sangriento significado. «Una metáfora de la guerra contada desde el humor, que es una manera de tratar temas serios», define su talentoso autor.
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