
Elena sierra
Bilbao
Miércoles, 15 de julio 2020, 14:27
El Teatro Arriaga acoge mañana jueves una función del montaje de '¡Ay, Carmela!' que el año pasado realizaron los de Pabellón 6, con la dirección de Ramón Barea, y que fue galardonado con el Premio Ercilla a la mejor producción vasca de 2019. A esa única función en el centro de la ciudad ahora, se sumará la recuperación de esta historia escrita por Sanchís Sinisterra en la sala de Zorrozaurre en lo que debería ser la Aste Nagusia. Estará de nuevo en su escenario original desde el 20 de agosto hasta el 6 de septiembre. Y no se trata de cualquier cosa. «Es un viaje por el cabaret, la comedia, la tragedia, y la memoria histórica. Es un texto muy completo, menudo viaje que se pega el espectador», dice la actriz Olatz Ganboa, Carmela.
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Ganboa da vida a uno de los dos personajes de '¡Ay, Carmela!'. El otro es Paulino, interpretado por Diego Pérez. Pero parece que hay muchos más en el teatro cuando estos dos cómicos, atrapados en la zona franquista y obligados a ofrecer un espectáculo de varietés a las tropas nacionales y a milicianos (presos) de las Brigadas Internacionales, cuentan lo que ocurre desde el escenario. Parece que hay todo un ejército. «En el mundo imaginario que crean entre los dos, el público se convierte en los milicianos y en la policía». Para eso es fundamental el carácter de Carmela, del que Ganboa destaca su ingenuidad. «Me di cuenta en los ensayos, y eso que el texto ya me parecía maravilloso, está increíblemente bien escrito y Ramón Barea nos ayuda a sacarle puntita a todo. Pero fue en los ensayos cuando vi que tenía que reforzar esa ingenuidad de ella, que es una luchadora o más bien una justiciera, una mujer que no hace lo que hace por ideología o de una manera consciente, sino porque lo que la mueve es que se haga justicia, lo humano. Eso es lo que la lleva».
Frente a Carmela, que tiene hasta dejes de clown, muy gestuales, porque «viven una situación tan disparada que ellos mismos para sobrevivir se tienen que disparar también», está Paulino. «Para ella y para mí, Paulino es un cobarde aunque Diego no lo ve así», dice la actriz. «Él se salta todo lo que piensa, no se atreve a hacer las cosas según lo que cree porque tiene miedo». El mensaje de la obra es claro, señala Ganboa, y no es pasado. «Carmela dice al final que hay que recordar y contar lo que pasó. Ella habla de memoria histórica y eso es superactual».
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