Miquel Iceta, ministro de Cultura y Deporte, en una reunión con sus colegas del G-20 en Roma el pasado 30 de julio. AFP
Sin rodeos

Satisfecho Iceta

El bono cultural es un ejemplo más de la improvisación y el postureo como elementos clave en el manual del gobierno Sánchez

El ministro Iceta afirma estar razonablemente satisfecho con la demanda y el funcionamiento del bono cultural, la dádiva por importe de 400 euros que el gobierno Sánchez ha ofrecido a los jóvenes que cumplen 18 años en 2022. La autosatisfacción es siempre inherente al ejercicio ... de la política, ya se sabe, no vaya a ser que la autocrítica se convierta en el patíbulo repentino de una carrera que aspira por igual al aplauso y a la longevidad. Pero la realidad es bien tozuda, lo mismo que la crítica es el gran poder de los que no tienen poder. El caso es que al ministro y a su razonable satisfacción se les están oponiendo no ya las usuales chanzas y los consabidos memes de las redes sociales, sino más que nada la realidad palmaria de un desastre informático y administrativo que está convirtiendo la solicitud del bono de marras en otro ejemplo más de la improvisación y el postureo como elementos clave en el manual del gobierno.

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Por supuesto que se entiende la legitimidad del ejecutivo para adoptar una medida semejante, pero en cambio resulta inaceptable que su aparato propagandístico y la satisfacción razonable del ministro desconozcan o escondan los enormes problemas que están encontrando los solicitantes del bono. Ya no es solo que el acceso al portal sea una aventura imposible o que la página se 'caiga' de vez en cuando, sino que además la complicación general del proceso de solicitud, el caos en la auto-firma y el retraso en la recepción de la tarjeta-monedero están sacando de quicio y generan un enorme estrés a sus potenciales beneficiarios.

¿Por qué no se previeron estos problemas y se afinaron los sistemas informáticos de la Administración, antes de lanzar y publicitar con toda la pompa política el bono cultural? Pues, sencillamente, porque el gobierno practica una gestión política de anuncios y gestos huecos e improvisados, donde prima más el envoltorio que el contenido o donde vale más lo publicitario que lo sustancial. Y así nos va, macanudo, como en el tango, algo que también explica la razonable satisfacción del ministro Iceta.

Revisionismo

Literatura infantil

El implacable caminar del revisionismo histórico también llega a la memoria de nuestra mejor literatura infantil: Verne, Salgari, Waltari y Karl May. Ahora resulta que en Alemania el editor de las novelas de este último ha retirado dos obras de aquella inolvidable pareja, el blanco Old Shatterhand y el jefe apache Winnetou, al haber recibido acusaciones de racismo y apropiación cultural. Visto el tema con distancia, quizás en el fondo argumental de aquellas historias había una cierta alusión a los valores conservadores y a una fraternidad humana entre el comprensivo hombre blanco y el buen salvaje, un indio noble. Puede ser, pero esta batalla de revisar todo el ayer para formalizar una idea del presente es estúpida y mucho más alienante que la probable visión etnocentrista de May en sus novelas. Que ahora haya que ver a Caperucita desde la perspectiva de género, a Hänsel y Gretel como víctimas de una familia desestructurada o al indio Winnetou como mártir de un etnocentrismo cristiano y europeo es algo tan absurdo como delirante.

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Cine

Difícil situación

Que el negocio del cine no está para bromas lo demuestran especialmente las cuentas de resultados de las grandes cadenas de exhibición cinematográfica. En el caso de España, Cinesa -la empresa líder del sector que cuenta con 38 cines y cerca del medio millar de pantallas- acaba de hacer públicos unos resultados negativos de 75 millones de euros en los dos últimos años por culpa del Covid. Más grave es la situación del gigante británico Cineworld -el segundo del mundo con una fuerte posición en los EE UU-, cuya deuda astronómica le ha situado al borde de la suspensión de pagos. La recuperación de la taquilla en 2022 y los buenos resultados cosechados por algunos estrenos este verano no son todavía suficientes para compensar los efectos de la pandemia. Afortunadamente, los grandes estudios de Hollywood siguen apostando por los estrenos en salas.

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