Urgente Grandes retenciones en la A-8, el Txorierri y la Avanzada, sentido Cantabria, por la avería de un camión
En soledad. Un inuit se refleja en el agua como símbolo del colapso de la capa de hielo en Groenlandia. Cristina mittermeier

Los rostros del cambio climático

Conservacionistas ·

Hay fotógrafos que viajan a lugares remotos para dar la cara por la gente que ya sufre el impacto del calentamiento global

begoña rodríguez

Lunes, 2 de marzo 2020, 01:14

Cada vez son más los fotógrafos que usan la cámara como una herramienta poderosa para educar, iluminar, involucrar e incitar a la acción. Algunos se llaman a sí mismos fotógrafos ambientales; otros, reporteros gráficos. Pero la denominación más apropiada es fotógrafo conservacionista, término que Cristina ... Mittermeier acuñó en 2005 para distinguir entre los fotógrafos de naturaleza que capturan paisajes por su belleza y los que hacen arte para contar la historia de un planeta sometido a un cambio radical.

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La atmósfera de la Tierra se calienta y, si continuamos como hasta ahora, habrá consecuencias devastadoras en el lugar donde vivimos, cómo cultivamos alimentos y otros servicios vitales para nuestro bienestar. Mientras los expertos discuten y los políticos son aparentemente impotentes para hacer algo al respecto, un número incontable de personas ya está luchando con el devastador impacto de un clima descontrolado. Entre ellos, los que cámara en mano retratan cómo afecta ya a la vida de millones de personas. Ponen nombres y caras a esta crisis.

Una de las mayores inundaciones en la historia de la región destruyó la casa y el negocio propiedad de Yang Gengbao y su esposa en la provincia china de Guangxi. La desecación del lago Chad significa que Abakar Maydocou Mahamat ya no puede ganarse la vida como pescador. Margaret Aliurtuq Nickerson, del oeste de Alaska, pronto tendrá que abandonar su pueblo, Newtok, ya que el suelo se está descongelando, y las casas y calles se hunden. Gracias a la fotografía, el cambio climático ya tiene rostros que testifican su huella. Y cada día se suman más.

Sin medios. Así hacían los habitantes de Sundarbans labores de limpieza tras un vertido de crudo. kumar-rao

Tras sobrevivir a un accidente automovilístico casi fatal, los artistas suizos Mathias Braschler y Monika Fischer decidieron hacer un registro tangible del colapso ecológico, de fotografías a las que se podría apuntar y decir: «Mira, esto está sucediendo allí». Su cruzada comenzó en febrero de 2009 en el sureste de Australia durante la semana más calurosa en la historia del país (47,4 grados), donde la pareja documentó cómo los agricultores veían (y ven) morir sus rebaños y pastos en medio de la creciente sequía, los incendios forestales y las tormentas de polvo.

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Al año siguiente, llevaron sus cámaras de gran formato desde un Tombuctú asolado por la sequía hasta Siberia, donde el permafrost se está descongelando, desde Bangladesh hasta el lago Chad. Las fotos de su libro 'El rostro humano del cambio climático' ofrecen un testimonio incontestable para que el público en general ya no pueda decir: «¡No es mi problema!».

Muchos profesionales tienen raíces científicas y todos afrontan un desafío común, la falta de financiación

Combinar ciencia y arte

Es curioso, como muy bien señala Monica Kass, que muchos fotógrafos conservacionistas tengan raíces científicas: Mittermeier, por ejemplo, es bióloga marina; James Balog, geólogo; y Arati Kumar-Rao, biofísica. Debido a la importancia de documentar con precisión los cambios globales, muchos trabajan en estrecha colaboración con los científicos. Y todos afirman que el arte es una herramienta poderosa para comunicar la urgencia de los problemas del cambio climático. «Se necesita la combinación de la ciencia con el arte (fotografía y películas) para lograrlo», dice Balog, conocido por su fotografía a intervalos que captura el deshielo de los glaciares, como se muestra en la película 'Chasing Ice'. «Los hechos y el análisis cuantitativo no son suficientes por sí solos. Si bien el arte y la ciencia pueden revelar los problemas, depende del corazón y del alma resolverlos», añade.

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La biofísica, escritora y fotógrafa Arati Kumar-Rao ha documentado el cambio de los paisajes de agua dulce en India y Bangladesh. Sus fotografías de un derrame de un petrolero en Sundarbans, el mayor grupo de manglares intactos del mundo y el delta que protege Bangladesh del aumento del nivel del mar, son parte del trabajo que está haciendo para un libro titulado tentativamente 'Paisajes de pérdida'.

Desertificación. Gouro Modi, pastor, y su hijo Dao, en Korientzé, Malí. Mathias Braschler y Monika Fischer

Pese a las diferencias en el lugar y el tema, los fotógrafos conservacionistas afrontan desafíos comunes, entre los que destaca la financiación. Las historias que necesitan ser contadas tardan mucho tiempo en capturarse, y viajar a lugares remotos resulta muy costoso. El fotógrafo con sede en Eslovenia Ciril Jazbec, quien ha establecido lazos estrechos con las familias inuit en Groenlandia, ha obtenido subvenciones para financiar algunos viajes al Ártico 'online' y gracias a 'National Geographic', pero también realiza tareas comerciales para ayudar a cubrir los costos. Kumar-Rao, cuyas fotos cuentan historias de degradación ambiental a lo largo de los dos grandes cursos de agua dulce de India, las cuencas de los ríos Ganges y Brahmaputra, está haciendo su trabajo gracias a un donante privado.

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Aun así, la tarea que tienen por delante es ardua. «Creo que estamos perdiendo la guerra contra el medio ambiente porque no tenemos los fondos que necesitamos para salir y contar estas historias visualmente», dice Mittermeier. «Es muy difícil recaudar dinero para imágenes porque se consideran entretenimiento. Ha habido una falta de reconocimiento de que comunicarse a la escala que se necesita en estos temas es primordial para crear realmente una solución». Frente a la inversión que se destina a la ciencia, es muy poco la que llega a la fotografía de conservación y para financiar películas como 'The Human Element', 'Racing Extinction' y 'Chasing Coral'.

Estos fotógrafos buscan implicar emocionalmente al público en los dramas ambientales que ya sufren los más pobres

Apego emocional

Mittermeier asegura que es importante que los fotógrafos se conviertan en 'influencers' y marcas. «Hasta hace cuatro o cinco años, si querías compartir algo con el mundo, tenías que sentarte con un editor de fotos de 'National Geographic' y competir con otros cien fotógrafos para obtener páginas en la revista. Ese ya no es el caso. Tienes que convertirte en un 'influencer' por derecho propio». Hoy en día cualquier fotógrafo puede publicar en Instagram imágenes e historias que se verán en todo el mundo, todos los días. «Si cuentas bien tu historia con fotos poderosas, las empresas querrán trabajar contigo. Así es como yo me gano la vida», afirma Mittermeier.

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Incluso si los mensajes que publican son potentes, los fotógrafos deben enfrentarse a la apatía del público y a la falta de educación. «Muchas personas desconocen por completo que el derretimiento de los hielos polares tendrá un impacto directo en sus vidas». Para combatir esto, Mittermeier sugiere agregar subtítulos detallados a las publicaciones de Instagram. Ella y Ciril Jazbec han documentado la vida de los inuit de Groenlandia, donde se encuentra una de las capas de hielo más grandes y de más rápido derretimiento del mundo. Los inuit tienen una cultura de caza en el hielo que ha prevalecido durante miles de años. Con su ecosistema ahora en colapso, luchan por sobrevivir.

Amenazados. Familia de Kiribati cuyo pueblo se está tragando el Pacífico. Arati kumar-rao

Para Kumar-Rao, quien se mudó en 2012 a India para fotografiar la degradación ambiental en su tierra natal, la apatía de la audiencia es especialmente aguda. «El mundo en general está acostumbrado a ver imágenes de sufrimiento humano, especialmente en India», dice. «Desafortunadamente, el cambio climático afectará a un gran número de personas pobres y sin recursos que gran parte del mundo ya ignora. Puedo publicar una foto de un elefante y obtener una gran respuesta, pero luego publico una foto de un bangladesí que sufre y obtengo tan poco…».

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Otro fotógrafo, Psihoyos, explica que la ciencia muestra que las personas no cambian de comportamiento en función de lo que saben, «cambian según lo que sienten». Es importante, por tanto, conseguir a través de la cámara, un apego emocional a la historia. Y es que, aunque sólo sea durante un breve momento, lograr que la gente vea realmente cómo será el futuro si no actuamos ya es todo un logro. No debemos olvidar, mucho menos en el ambiente de sobreinformación actual, que «la cámara, ya sea de fotos o de vídeo, sigue siendo el arma más poderosa del mundo, un arma de construcción masiva». ¿Alguien lo duda?

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