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'Zumiriki' es la última entrada del diccionario que el padre de Oskar Alegria escribió a máquina con las palabras del dialecto euskérico de la zona de Artazu, cerca de Estella. La utilizaban para nombrar una «isla en medio de un río» y quizá habría ... desaparecido si no la hubiera recuperado su hijo para titular su última película, que presentará entre el 5 y el 7 de septiembre en distintos pases de la Bienal de Venecia, el célebre festival italiano que comienza mañana.
Una palabra con un significado íntimo para el cineasta navarro (Pamplona, 1973), no sólo por cerrar aquellas hojas mecanografiadas por su padre sino también porque para él abre la puerta al recuerdo de su niñez en el río Arga, cuando llegaba a una 'zumiriki' desde la orilla y se subía a sus árboles.
La isla desapareció en 2010 con la construcción de una presa. «Me propuse volver a mi infancia anegada, quizá porque me tiran esas realidades que viven en el recuerdo o que están a punto de desaparecer», explica.
En su anterior película, 'Emak Bakia' ('déjame en paz' en euskera, expresión prácticamente olvidada), reconstruía la historia de una casa abandonada donde el surrealista Man Ray rodó un cortometraje con el mismo título. Con ella ganó una quincena de premios en festivales internacionales. Ahora el proceso de recuperación de la memoria lo ha llevado hasta sus últimas consecuencias.
Construyó una cabaña y «sillas con tres maderas» en la orilla del Arga a la que acudía cuando era ninolo. Pasó allí cuatro meses viviendo solo en el bosque, de mayo a agosto de 2018. Llevó agua mineral, conservas, chocolate, dos gallinas, semillas para cultivar en un huerto, un botiquín y 70 libros para leer en su hamaca, «con todo el tiempo por delante». «Para que la subida a los árboles estuviera presente, me llevé una 'biblioteca del aire', obras como 'El barón rampante' de Italo Calvino y 'El promontorio del suelo de Victor Hugo'», detalla.
También se llevó cuatro cámaras de fototrampeo, adecuadas para filmar por la noche. «Lo que pasa durante el día. Los ojos de los animales brillan. La ardilla termina de comer lo que tú has dejado y la gineta se rascaba con la cámara para marcar el territorio».
Director del Festival Internacional de Cine Documental Punto de Vista de Navarra durante cuatro, sabe perfectamente lo que el maestro del género Robert J. Flaherty recomendaba a sus discípulos: saber filmar consiste en saber esperar a que algo suceda. Pero esto también lo aprendió hace años de su padre. «Se compró un tomavistas y con esa nueva herramienta se propuso registrar un mundo. Grababa las plantas y decía su nombre como si fuera una voz en off. Me llevaba de pequeño con él. Íbamos a una romería, nos apostábamos en una esquina y esperábamos a saliera la Virgen para tomar imágenes de ella. Esperar. El paso del tiempo. De eso va la película».
A Oskar Alegria le bastó con desplazarse 30 kilómetros de Pamplona para reencontrarse con su paraíso de la infancia. «La distancia no importa. Con salir de tu entorno y que el tiempo pase radicalmente de otra manera es suficiente». Tenía un ejemplo en el que fijarse, Francisco Albistur Albistur, un hombre que vivía en la otra orilla del río, «la más salvaje», solo en un caserío, sin luz ni agua, al que le seguía un zorro. «Decían que era feliz».
Es una de las historias que se intercala en 'Zumiriki', como también la de cuatro pastores que Alegria grabó justo en el día en que iban a retirarse. Otra vez lo que está a punto de desaparecer, ahora en este filme que cuenta con una banda sonora compuesta por Ainara LeGardon, Xabier Erkizia, Mixel Etxekopar, Xavier Garcia, Justa Mentaberri, María Azcona, Elias Alegria y Ramon Lazkano.
El cineasta confiesa que la experiencia de la soledad fue dura, lo mismo que la de estar sin hablar durante meses. También afirma que no ha vuelto del todo de ella. «Te cambia la mirada, la piel, la forma de la barba. Revives aquellos meses cuando estás montando la película. Además voy de vez en cuando a dormir a la cabaña». Es su «Obaba particular», dice el realizador, que compartió escenario con Bernardo Atxaga el último Gutun Zuria, el festival literario de Azkuna Zentroa. Dos grandes conocedores de lugares entre reales e imaginarios.
Director, guionista y montador. Oskar Alegria.
Duración. 122 minutos.
En la Mostra. Dentro de la sección Horizontes. Pases entre el 5 y el 7 de septiembre.
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