Resonante silencio

'Silencio' no copia la disertación de Mayorga, la intérprete que será él mismo se desdobla, replica sus ideas, inserta parches en primera persona, reconstruye escenas de repertorio -Sófocles, Calderón, Lorca- o da ejemplos literarios -Cervantes, Dostoyevski, Kafka- a los que el discurso aludía. Portillo habrá hecho el camino inverso al de aquel acto solemne. Si se conoce la grabación original (en la web de la RAE) lo difícil es restaurar la incertidumbre del orador, hacerlo hoy en el teatro ante otro público, en un escenario habitado solo por ella, y dramatizar lo que finge aquí la sustituta.

Aunque Mayorga casi sabía su texto de memoria, pasaba páginas, entonaba con modales académicos como si leyera. Portillo hiperactúa, exagera la distancia entre el original y su versión para ganar humor y cercanía, juego escénico. Ella va y viene, cambia de registros, manotea el atril y los papeles. Medidos efectos sonoros. Sobra alguna sombra lateral que distrae de la afinada luz general. Con todo, mantiene 'Silencio' el poso especulativo. Cita Mayorga muchos silencios, calculados silencios de teatro, el silencio creativo, el de la reflexión, el del temor, el que nos imponemos para callar lo que pensamos, el impuesto por reverencia.

Lleno. Ya que 'Silencio' moviliza menos emoción que inteligencia ante el ingenio del culto escarceo, los muy largos y emocionados aplausos finales irían en buena parte al talento y la chispa de la Portillo.