![La discoteca Gwendolyne de Algorta se inauguró en 1973 y cerró sus puertas en 2000.](https://s2.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/2023/05/31/sala-wendolyne-2-kqoB-U200446808903cBD-1200x840@El%20Correo.jpg)
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Donde hoy hay garajes y trasteros, hace cincuenta años se extendía la moqueta y refulgían las bolas de espejos. El término 'sala de fiestas' ya pone en marcha la moviola sentimental. El 21 de septiembre de 1973 se inauguró en los números 14 y 16 ... de la calle Hispanidad de Algorta, actual Euskal Herria, el Gwendolyne. Su nombre lo tomaba del local homónimo que su dueño, Restituto Pérez Maeztu, 'Resti', había abierto pocos años antes en Irún. Se debía, claro está, a la canción 'Gwendolyne', con la que Julio Iglesias quedó cuarto en Eurovisión en 1970.
El cantante pasó por el 'Gwendo' getxotarra, al igual que estrellas de la época como Mocedades, Karina, Los Panchos y, ya en los ochenta, humoristas como Arévalo y Bigote Arrocet. En 1977, Tony Manero cruzaba los puentes de Brooklyn para darlo todo en una discoteca de Manhattan, la Odisea 2001, en 'Fiebre del sábado noche'. El falsete de los Bee Gees también sonó en el Gwendolyne, que con sus 2.000 metros cuadrados era solo una parte de un complejo hostelero compuesto por un bar, una cafetería y restaurante, el guardarropa y una pastelería. Todo bautizado Valentin's, el nombre del padre de 'Resti', que inició el negocio.
GetxoPhoto realizó un llamamiento para buscar material gráfico de una época en la que no existían móviles. Casi medio centenar de nostálgicos respondimos y el resultado es una exposición en el Casino algorteño, integrada como si formara parte de su decoración aunque, ay, colocada demasiado alta en la pared como para apreciar bien las fotos. Un par de generaciones de vizcaínos volverán a sentir el vértigo de bajar las escaleras del Gwendo como si fueran John Travolta para sumergirse en la atmósfera viscosa compuesta por humo de tabaco, sudor de baile y graves atronando en el estómago. Este sábado 3 habrá fiesta de inauguración en el Casino y se pincharán casetes (20h. Entrada libre hasta completar aforo).
El álbum familiar comprende instantáneas de la inauguración, con una plantilla que superaba de largo la veintena de personas (dos cocineros, pastelero, camareros, pinchadiscos...), y unos coros y danzas vascos que no pegan nada en la pista, rodeada de mesitas y cubatas. Al Gwendo iban parejas, cuadrillas y buscavidas. Se celebraban bodas y hasta tuvo un merchandising de su icónico logo con el que se presumía de orgullo getxotarra: llaveros, pegatinas... Algunas de las fotos de la muestra se han convertido en posavasos repartidos por distintos bares de Algorta. Una ruta que, aventura María Ptqk, comisaria de GetxoPhoto, «está activando un montón de emociones y reencuentros».
El Gwendolyne vivió la misma evolución que el resto de discotecas en España. Dejaron de programar actuaciones y la pista se fue comiendo el espacio para el alterne. Las cuadrillas de Getxo acabábamos en el Gwendo y en el cercano Swan's cuando cerraban los bares de Amesti. Como consuelo a la decadencia, a finales de los 90 el colectivo Balium con B empezó a celebrar conciertos. No solo tocaron grupos del Getxo Sound, sino referencias del rock internacional como Teenage Fan Club y Supersuckers. Los pósters expuestos en el Casino ya son arqueología de la música: El Inquilino Comunista, Bonzos, Los Clavos, Los DelTonos, The Fleshtones, Australian Blonde, Su Ta Gar... Entradas en Universal y Power Records. Todos tocaron en el Gwendo.
En la última etapa de la discoteca, Borja Crespo y Koldo Serra pinchaban en Halloween y la entrada a las fiestas universitarias costaba 500 pesetas. El Gwendolyne como tal cerró en 1996, aunque el Aula de Cultura y distintas asociaciones pudieron disponer durante un tiempo del Zona 16, como se rebautizó, para celebrar conciertos. Las quejas de los vecinos por el ruido contribuyeron a su desaparición definitiva en 2000.
En mayo de 1996, Koldo Serra, hoy un cineasta consagrado que ha realizado la serie española más vista en el mundo, 'La casa de papel', rodó en el Gwendo su primer cortometraje 'Háchame', con travellings manufacturados desde una silla de ruedas. Fue la primera banda sonora que compuso Fernando Velázquez, hoy ganador de un Goya. El director recuerda el shock de descubrir la decadencia de la sala con todas las luces encendidas, la suciedad de la moqueta verdinegra, los sofás raídos... Y todavía tararea el tema favorito del DJ, que sonaba todas las noches: 'Walk of Life', de Dire Straits.
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