«Ha quedado muy digna y no era fácil»

empieza la temporada de ópera ·
El público acudió con mucha antelación y algunas dudas, aunque a la salida destacaban que la función «es todo un logro»

Elena Sierra

Bilbao

Miércoles, 21 de octubre 2020 | Actualizado 22/10/2020 01:02h.

«En dos minutos dará comienzo la representación». Ese aviso, y el posterior sobre la prohibición de fumar y la petición de desconectar el móvil, ... fue de lo poco que se mantuvo como antaño -y antaño es ahora hace solo siete meses- en la primera función de ópera de la temporada , 'Il turco in Italia'. Ahora se recuerda que hay que tener la mascarilla puesta y salir ordenadamente cuando acabe el acto. Y los espectadores han de estar con sus paraguas porque ya no es posible dejarlos en el casillero. Tampoco hay servicio de guardarropía. Tienen que echarse gel en las manos a la entrada (hay quien lo olvida y vuelve a salir para hacerlo, sorprendido de sí mismo después de tantos meses repitiendo el gesto) y han de respetar la distancia de seguridad… Aparte de estar en la puerta con incluso una hora de antelación precisamente para evitar el contacto con otros. Cola, ninguna, eso es de otra época.

El pasillo estuvo ayer casi completamente despejado todo el tiempo, aunque eso no impedía que se palpara la expectación. Han sido necesarios muchos esfuerzos para que la cultura pueda continuar, cosa que en otras ciudades no ocurre. Eso comentaban Ángeles y Mariángeles, venidas desde Santander. «En nuestra ciudad no hay nada, lo han cerrado todo. Por eso venimos aquí». Lo hacían con ilusión, sin duda, pero compartían con seguramente todas las personas que iban entrando en el Palacio Euskalduna una misma pregunta. «¿Qué habrán hecho?». Esa era la gran duda que sobrevolaba a parejas y pequeños grupos de espectadores que se paraban a charlar. «A ver cómo queda».

Porque reducir una ópera de tres horas a una hora y media tiene su complicación. «Pues, sí, es demasiado corte... Pero la pandemia es peor», se decía optimista una de las amigas cántabras. Los socios han estado pendientes de las decisiones del Gobierno vasco, aunque la representación de ayer pudo celebrarse con 600 espectadores porque hasta el viernes no entrará en vigor la reducción del aforo a 400. No ha sido fácil adaptarse en pocos días a la doble función, ni para el elenco ni para el público, que suele pedir que se respeten sus localidades.

Con un libreto alegre

«A ver qué pasa». «Por lo menos podemos venir». «Menudo esfuerzo han hecho». Frases como estas se dejaban ayer a la entrada, que fue muy escalonada. «Es una sensación rarísima, como todo lo que vivimos últimamente». Así definía Sol este regreso de la ABAO. «Yo estoy con mucha ilusión. Mira que en otros lugares se ha suspendido la temporada». Que por lo menos tenemos ópera, coincidía un amigo. «Es un exitazo que se haya podido hacer. Y es un lujo». Más vale pájaro en mano, resumía Jon, que se declaraba 'rossiniano' a muerte. Doble lujo, entonces. Y encima con un libreto «alegre, que falta nos hace», completaba Sol.

A la salida había de nuevo armonía en los comentarios, pero esta vez en un tono más alegre y cálido. «Ha quedado muy digna, muy digna. Y no era nada fácil con todos estos problemas y en tan poco tiempo», coincidían Eider y su tío Javier. «Y tan bonita, con esa escenografía tan italiana». Otra persona se les acercó entonces para insistir en el aspecto estético y en la capacidad para recortar la obra sin perder el hilo. «Mi enhorabuena a la ABAO, oye». Divertida, alegre, con buenos cantantes, colorista… todo eso se iba diciendo a la carrera, que tampoco se querían saltar las normas al final de una función que es «todo un logro».