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La cultura no se resigna a ser una nota a pie de página en los programas electorales de la campaña que está a punto de ... comenzar. La Asociación de Empresas de Producción Escénica de Euskadi (Eskena) ha organizado esta mañana un debate entre los principales partidos con representación municipal y foral y ha puesto sobre la mesa un informe sobre la situación del sector en Euskadi. Según los datos que maneja, «la Administración pública se está retirando del estímulo y la cobertura de las artes escénicas», un papel que «históricamente» ha desempeñado.
El gasto por habitante de las instituciones vascas en teatro y danza ha pasado de 15,8 euros en 2010 a 11,9 en 2020. Mientras la aportación del Gobierno vasco ha aumentado, la de diputaciones y ayuntamientos se ha recortado «de forma importante, hasta el 27% en algunas actividades», afirma Pello Gutiérrez, coordinador de proyectos de Eskena. La asociación ha pedido a los partidos que incluyan en sus programas «un presupuesto mínimo de veinte euros por habitante» entre los tres niveles de la Administración y que definan mejor sus competencias para que el sistema sea «más eficiente en materias como la fiscalidad, las estructuras de producción independiente y el desarrollo de los públicos, que está en el centro de todo».
Ahora existe una ley no escrita, «un vacío pendiente de regulación». El Gobierno vasco se encarga de la formación y la producción y las instituciones locales, de la exhibición. Pero el papel de las diputaciones «queda diluido» y se limita a repartir recursos y los teatros municipales, cada uno concentrado en su programación, «no se implican en la transformación del sector».
Otro tema importante en el debate ha sido la fiscalidad. La presidenta de Eskena y directora de la compañía Teatro Paraíso, Pilar López, considera necesario completar los incentivos fiscales que se han aprobado en Bizkaia para favorecer los rodajes, ya que «en las artes escénicas tanto la producción como la distribución es diferente a la de la industria audiovisual». Cree que la cita electoral es una buena oportunidad para reivindicar «los derechos ulturales de la ciudadanía» junto a otros como la educación y la sanidad.
Varios representantes políticos se han referido al tema fiscal. Joxe Mari Carrere, apoderado en las Juntas Generales de Gipuzkoa, sostiene que «la fiscalidad y la burocracia impiden llevar a cabo algunas propuestas, en lugar de jugar a favor». Iñaki García Calvo, exconcejal de Cultura en Vitoria por el PP, también ha aludido a los incentivos fiscales a los rodajes y añade que bajar los impuestos «beneficia a los autónomos y pequeñas empresas, también en la cultura».
La juntera socialista vizcaína Ana Berta Campo aboga por tomar medidas fiscales que «incentiven la producción y el consumo cultural». Coincide con Garbiñe Ruiz, la candidata de Podemos a la alcaldía de Vitoria, en que «hay que superar un modelo volcado en grandes eventos que atraen al turismo y proporcionan retornos económicos».
Para el parlamentario del PNV Mikel Arruabarrena, existe «una falsa dicotomía» entre grandes y pequeños proyectos culturales, porque unos y otros tienen su espacio y su público. Ha puesto como ejemplo el teatro de Elorrio, Arriola Antzokia, «que desde hace 40 años forma parte de la identidad del municipio», y el éxito del festival Musikaire, que «con 100.000 euros de presupuesto» atrae a mucha gente a este pueblo del Duranguesado.
En materia económica, el parlamentario del PNV se muestra favorable a «desarrollar políticas públicas potentes para que el precio de la entrada no sea un freno para la ciudadanía a la hora de disfrutar de la cultura». Un tema en el que también incide Garbiñe Ruiz. «Hay gente que no puede ir al teatro porque no tiene recursos, y detrás del estandarte del Guggenheim hay precariedad», dice.
El representante del PP ha denunciado el «agravio comparativo» que sufre Álava en el reparto de fondos del Gobierno vasco. Según afirma, en las partidas nominativas del presupuesto del Departamento de Cultura para este año este territorio recibe «4,1 millones, frente a los 17 de Bizkaia y los casi 15 de Gipuzkoa». Arruabarrena ha negado que exista una discriminación y ha recordado la inversión en el nuevo teatro de Llodio. que abrirá sus puertas en 2024.
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