Lógica aplastante. Las películas de Fernando León e Icíar Bollaín imponen la receta infalible para el éxito en el cine español de la contemporaneidad: Buenas historias, guiones de calidad, interpretaciones notables, repartos adecuados, factura general de indiscutible calidad y, por supuesto, proximidad temática reconocible por ... la audiencia y hasta empatía con el 'mainstream' político de moda y la reflexión social pertinente.

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Sin duda la película de Fernando León refleja todo lo anterior, centrando el éxito en el guion y en la dirección de actores, es decir, en una estructura narrativa sólida que se vincula a su sempiterno compromiso ideológico o a su mirada política habitual, donde la interpretación de Javier Bardem emula magistralmente, melodramáticamente, de forma algo caricaturizada, un carácter tan humano como empresarial, eso sí, simplificando y llevando la disección social a un tópico en el que no hay ni profundidad ni matices.

Temática actual y reconocible, igualmente, la 'Maixabel' de Icíar Bollaín, un drama bien reflexivo, lleno de retos, ciertamente expresivo de su cine humanista, de ritmo emotivo, realista y valiente al plantear la difícil relación entre la culpa, el perdón y la memoria viva y crítica; interpretado emocionalmente por Blanca Portillo y con dramatismo sublime por Luis Tosar y Urko Olazabal, todo ello componiendo el reflejo del mejor cine.

No extraña, entonces, que las dos películas sean las grandes favoritas y las más nominadas, a mucha distancia de la cinta de Pedro Almodóvar, 'Madres paralelas', otra obra con temática actual y bien interpretada, aunque de discurso narrativo endeble y deslavazado.

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