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Cuando Picasso realizó su primera escultura, una cabeza de su amante Fernande Olivier en 1909, se quedó con la duda de si debía seguir por ... ahí o dejarlo para más adelante. No vio entusiasmo alrededor respecto a su experimento, con una parte de la cara de la mujer de apariencia realista y la otra más en sintonía con el cubismo que estaba practicando en la pintura, con el que tanto éxito estaba teniendo.
El hecho es que no se conocen más esculturas picassianas hasta 1928, cuando se alía con su amigo Julio González, que le enseña el arte la soldadura. Con él inicia su obras en metal, de lo mejor de toda producción escultórica, menos conocida que su pintura, sus grabados o incluso que su cerámica.
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Tanto la cabeza de Fernande, adquirida por un particular el año pasado por 48,48 millones de dólares (un precio moderado en el ránking del malagueño), como una selección de las piezas en metal, con protagonismo para la 'Mujer en el jardín', se exponen desde hoy en el Guggenheim. El museo dedica a la escultura de Picasso relacionada con el cuerpo humano su primera exposición de otoño. En 54 obras, que ocupan la segunda planta, las comisarias Carmen Giménez y Lucía Agirre proponen un recorrido por la producción en tres dimensiones del artista.
En ella se descubre una práctica que venía de los dadaístas y que aún sigue vigente: la inclusión de objetos cotidianos en sus piezas, desde una palanca de cambios de coche, con que la representa una pierna, a una caja de cerillas, que hace las veces de cabeza, lo que desvela una vez más la radical modernidad del creador:
Giménez contó una anécdota al respecto. En el castillo normando de Boisgeloup, donde el artista tenía su taller, la cocinera se extrañaba de que desaparecieran cucharas, tenedores u otros utensilios, que ya habían pasado a formar parte de alguna de las esculturas. El episodio revela la voracidad creativa del autor, su placer por el proceso de la imaginación y la acción como juego y experimento, como ejercicio de libertad.
La exposición comienza con 'La dama oferente', que por deseo expreso de Picasso estuvo con el 'Guernica' en el pabellón español-republicano de la Exposición Universal de París de 1937. Ocupa toda una sala y pone de manifiesto la premisa de la exposición: la monumentalidad de la escultura del artista, hiciera lo que hiciera y en las dimensiones en que lo hiciera. Por eso cada pieza merece un espacio amplio, para resaltar su indiscutible grandeza. Una idea que se basa en el mito del genio y la majestad del creador, en su infalibilidad.
Además de las comisarias, en la presentación estuvieron el director general del Guggenheim, Juan Ignacio Vidarte; el nieto del artista, Bernard Ruiz-Picasso; y Carlos Alberdi, comisionado de la Celebración Picasso, que conmemora el 50 aniversario de la muerte del artista. A este marco pertenece la muestra del museo, que procede de Málaga y que estará en Bilbao hasta el 14 de enero de 2024.
«Picasso es hijo de la poesía del siglo XIX. En el cuento ' El poeta asesinado' de Apollinaire, cuyo personaje principal podría estar basado en mi abuelo, se habla de 'hacer una escultura en el vacío'. Esta exposición muestra cómo llenar el vacío con toda la potencia del arte», expresó Ruiz-Picasso,
Giménez, una de las artífices de que el Guggenheim viniera a Bilbao, destacó la idoneidad de los espacios del museo diseñado por Gehry para exponer escultura, y contó que 'La dama oferente', la pieza que abre la muestra, se perdió después de la exposición de 1937. Se hicieron dos réplicas, una con destino a España, que nadie reclamaba. Jacqueline Picasso le pidió a la comisaria –entonces en el Ministerio de Cultura– que lo hiciera y hoy pertenece a la colección del Reina Sofía.
Las cabezas de las mujeres de Picasso –Dora Maar y Marie-Thérèse Walter, además de Fernande Olivier y la figura de Françoise Gilot embarazada de Paloma Picasso, nacida en 1949– resaltan el aire autobiográfico de la escultura del artista. El Guggenheim ofrece una gran oportunidad de ver a un Picasso poco visto, lo que es de notar en un creador sobreexpuesto de todas las maneras posibles.
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