«Los periodistas hacemos demasiado caso a las 'declaratitis' de los políticos»

- ¿Qué es lo que más ha echado de menos durante estos meses difíciles en que las condiciones de trabajo cambiaron?

- Tengo muchas ganas de volver a la calle. Cuando haces el programa fuera del estudio estás más en contacto con los oyentes y de sus preocupaciones. Ahora parece difícil, pero ojalá podamos volver a hacerlo pronto.

- La radio permite, sin embargo, estar muy cerca de los usuarios, aunque no sea físicamente. ¿Cómo ha percibido a su audiencia durante la pandemia?

- Creo que hay mucha gente cabreada por el modo en que se ha gestionado la crisis, por algunas decisiones que se han tomado, o que no se han tomado. Y sobre todo la sociedad se molesta cuando no se le cuenta la verdad, si se trata de ocultar datos, por ejemplo con el número de muertos, que nunca ha quedado claro.

- ¿Y usted ha sentido impotencia por todo ello?

-No exactamente, porque al final los periodistas tenemos otras maneras de verificar la verdad, de llegar a las cuestiones que importan. Al fin y al cabo, ese es nuestro cometido y es lo que hemos tratado de hacer en estos meses y lo que seguro vamos a seguir haciendo, aunque algunos no vayan a ponerlo fácil.

- ¿Esos «algunos» a los que se refiere son los políticos?

- Los políticos con responsabilidades, los que han ocupado puestos y han tenido que tomar decisiones.

- ¿Cómo valora el comportamiento de los políticos en esta crisis?

- Unos se han peleado más que otros, unos han sacado los pies del tiesto más que otros, unos han dado más la nota. Nada que no pase otras veces. Lo que ocurre es que esta situación era diferente, nunca habíamos estado en un contexto así y había que estar a la altura. De todos modos, ellos no han sido los protagonistas, los periodistas nos hemos dado cuenta y hemos buscado otras voces. Es algo que deberíamos haber hecho antes.

- Explíqueme eso bien.

- Los periodistas tenemos la culpa de hacer demasiado caso a las 'declaratitis' de los políticos. Entramos en su juego, ellos lo saben y nos utilizan. Cuando les preguntamos, ellos se preparan sus respuestas pensando en si van a salir en el telediario de las tres o en las tertulias. Al final tiene más repercusión la última ocurrencia de Rufián que cualquier otra cuestión más importante. No buscan responder lo que se pregunta sino llamar la atención. Eso hay que corregirlo. En estos últimos meses hemos dado voz a expertos más allá de la política. A mí me interesa lo que nos tenga que decir la enfermera o el epidemiólogo y creo que a los oyentes también. Tenemos que seguir ese camino.

- ¿Tiene amigos políticos?

- No, tengo buenas fuentes, pero amigos no. Me llevo bien pero con distancia, que es como creo que se debe hacer.

- ¿Cómo sale la radio de esta pandemia?

- La radio ha sido la gran compañera en esta crisis. Todos los periodistas, al menos de los medios serios, salimos reforzados de la crisis. La gente ha necesitado que le informásemos, que le aclarásemos, que le acompañásemos y ahí la radio ha jugado un papel importante, se ha reforzado ese valor.

- 'La linterna' es un espacio de análisis de lo que sucede durante el día, pero en los últimos meses la información surgía a cualquier hora y apenas había tiempo para analizar. ¿Cómo ha gestionado esto?

- Estamos acostumbrados a reaccionar, es como cuando sucede un atentado u otro acontecimiento extraordinario. Te toca ordenar la información sobre la marcha. Lo complicado era hacerlo desde casa sin tus compañeros cerca que te avisan enseguida.

- ¿Echa de menos alguna faceta periodística que no pueda desarrollar desde la radio?

- Estoy donde quería estar, tengo mucha tele hecha, he estado en todas las tertulias y he escrito mucho en agencias. Además, sigo escribiendo columnas y tengo mi videoblog, por lo que no echo en falta nada.

- ¿Qué radio escucha usted?

- A mis compañeros de cadena y a los de otras, por supuesto. Y luego también soy usuario de emisoras musicales.

- ¿Sus primeros recuerdos radiofónicos qué nombre tenían?

-Inconscientemente los de Elena Francis y José María García, que sonaban en casa. Y, conscientemente, el de Iñaki Gabilondo.