Esta no es una historia de amor, «es una puta boda», dicen. Y además la de otros. Saioa y Ander llevan 12 años sin verse aunque en la universidad -primer amor, primera vez- eran íntimos. Ahora se casan unos condiscípulos que les invitan. En el ... teatro es 'La boda de otros' cuyo subtítulo aconseja 'Don't Look Back in Anger' como la canción de Oasis: no mires atrás con rencor. Con picardía más bien patosa, o por reanimarlos, ponen juntos a Saioa y Ander. Entre el baile y la barra libre evocan con poca o mucha nostalgia el amor que erosionó su convivencia. Hay contagio y efecto llamada: otra frase de La Oreja de Van Gogh anuncia «te voy a escribir la canción más bonita del mundo»…

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El autor y director David Caiña tiene en la cabeza mucho teatro y más audiovisuales aún. Usa recursos complejos, escenas paralelas, saltos de espacio y tiempo que en cine serían secuencias, puntos de vista 'de personaje', con un modo de contar sintético, y canciones y lugares comunes que jalonan los temas. Juguetea, y sería capaz de salir a escena a hacer bulto y bromear con todo.

En el debut del jueves en el Arriaga (van a Pabellón 6 lo que queda de mes) se bailó, se batieron palmas, hubo coros y merecidos aplausos al elenco. David Caiña se mete en profundidades ('Fake', 'Todas las hijas'), es hábil en la teatralidad ('Solo hasta mañana'), se atreve ('Morir en Bilbao'). Hoy no ha escrito 'La boda' de Bertolt Brecht sino un show como de TV festiva que logra efectos de humor inmediato en temas -el desapego, desilusiones, líos de pareja- que gustan. Este enero, por supuesto sin mentar las rebajas, la programación del Arriaga parece preparar su ITV para echar a andar. Que funcionen las luces y los aparatos, las puertas y butacas, a base de probar un teatro leve, digestivo, con equipaje de mano.

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