![Las armas y la historia de la abuela de Paul Auster, que mató a su marido de un tiro a sangre fría](https://s1.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/2024/05/01/auster-libro-k0c-U21022590568173K-1200x840@El%20Correo.jpg)
![Las armas y la historia de la abuela de Paul Auster, que mató a su marido de un tiro a sangre fría](https://s1.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/2024/05/01/auster-libro-k0c-U21022590568173K-1200x840@El%20Correo.jpg)
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Miguel Lorenci
Miércoles, 1 de mayo 2024, 09:13
«¿Por qué es tan diferente Estados Unidos y qué nos convierte en el país más violento del mundo occidental?». No es retórica la pregunta que se hacía Paul Auster (Newark, Nueva Jersey, 75 años), que conoció de cerca el drama que genera la proliferación y el uso y abuso de armas de fuego en su país. Una lacra que radiografió hace un año en 'Un país bañado en sangre' (Seix Barral), libro misceláneo a caballo entre el ensayo, la memoria personal y la historia que firma al alimón con el fotógrafo Spencer Ostrander.
Jamás poseyó un arma de fuego, explica Auster en la primera línea del libro. Pero aclara pronto que, con apenas diez años, había dado prueba de su gran puntería en un campamento infantil donde le adiestraron en el tiro con una carabina del calibre 22. De adolescente practicó el tiro al plato con una escopeta mucho más potente.
Como la mayoría de los niños estadounidenses, creció con pistolas de juguete e imitando a los vaqueros de las películas del Oeste que devoraba. Pero también descubriría que las familias pueden quedar destrozadas por los balazos de verdad. Con veinte años supo que en 1919 su abuela tiroteó y mató a sangre fría a su abuelo, del que se había separado. Un hecho trágico que afectó a la vida de toda la familia Auster.
El padre del escritor jamás le contó la verdad, que él averiguó por casualidad. «Al fin comprendí cuánto aborrecía mi padre las armas de fuego y lo marcada que había estado su vida por la brutalidad de disparar balas auténticas a un cuerpo de verdad». El abuelo de Paul Auster recibió varios disparos, uno de ellos en el cuello y mortal de necesidad, cuando tenía 36 años. El padre del escritor tenía seis años, y su tío, de nueve, fue testigo directo del asesinato. La abuela, que escondía la pistola bajo la almohada de su hijo, fue absuelta por locura temporal.
«Ningún tema divide más a los estadounidenses que el debate sobre las armas. Actualmente, hay más armas que personas en Estados Unidos y, cada día, más de cien personas mueren a causa de ellas. Con estas cifras, solo cabe preguntarse por qué», escribe Auster. «Cuando hablamos de tiroteos, invariablemente centramos el pensamiento en los muertos, pero rara vez hablamos de los heridos, de los que han sobrevivido a las balas y siguen viviendo a menudo con devastadoras heridas permanentes», plantea.
En EE UU hay más tiroteos que días tiene el año. Desde 2019, según el registro de Gun Violence Archive (GVA), organización sin ánimo de lucro que define un tiroteo masivo como aquel en el que al menos cuatro personas reciben disparos excluyendo al atacante, hubo 611 tiroteos en 2020 y 692 en 2021. Los datos de 2022 no están cerrados, pero se han contabilizado 607. De las 500 personas que mueren cada día por un arma de fuego, según Amnistía Internacional, casi cien lo hacen en EE UU, donde 45.222 fallecieron por lesiones relacionadas con armas de fuego durante 2020, último año del que hay datos.
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