Parece que fue ayer

El autor Braulio Cortés sacó al bailarín Antonio Ugarte Larrazabal de una novela de Galdós. Y para confirmar el predicamento de los vascongados en la corte como gente de letras, militares o negociantes, elige tres: Escoiquiz, profesor y capellán del Rey; Eguía, general represor de los liberales, y sobre todo el alavés Antonio Ugarte, secretario real, gestor en Indias, agente de los embajadores de Rusia Strogoff y Tatischeff, cuya gran hazaña de corrupción fue en 1817 la compraventa de una flota inservible.

Ugarte le bailó el agua al monarca hasta poder titular estas estampas teatrales 'El trepa de palacio'. Un vasco llegado a Madrid como maestro de baile, que escala en la alta sociedad cortesana. Luego, personajes -Cea Bermúdez o el pretendiente carlista- y sombras chinescas. Hay un precedente de 1972 del TEU de Murcia con dirección de César Oliva, 'El Fernando', en torno a la misma época y con iguales hechuras, también histórica y mordaz, musical, menos jocosa, con textos de García Pintado, Mediero, López Mozo, Matilla, Riaza… Se ve que Fernando VII, La Chata Isabel II, las dinastías, dan motivo.

Trabajo de intérpretes, coral, físico, con loable desinhibición y entrega de la Joven Compañía de Pabellón 6 y su equipo, con vestuario, claroscuros y tenebrismo goyesco. Coplillas populares y chiflos de Cádiz, y percusión, soniquetes de tanguillo y copla burlesca. Humor, parodia, juego de intérpretes, con relieve de Diego Pérez, traviesa gestualidad de Leire Ormazabal y voz de Nahikari Rodríguez. Un esperpento muy bien ordenado por Felipe Loza.

Potente, vital y juguetona.